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40ª Reunión CEL UITA
Con Gisele Adao

Tiempos de luchar y resistir

El movimiento LGBTI de Brasil se prepara para dar pelea en un contexto desfavorable, comentó la sindicalista y activista Gisele Adao, integrante del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA, que el viernes 7 se reunió en Buenos Aires.

-¿Cómo evalúas esta reunión del CEL?
-Fue muy positiva. Me voy con esperanza en las resoluciones y agenda de la UITA que apuntan específicamente a Brasil y al movimiento LGBTI.

Fíjate que mi país es el lugar en el mundo que más mata a personas LGBTI y en el movimiento sindical todavía estamos en pañales en este tema.

Sin lugar a dudas que una organización como la UITA ponga el foco en Brasil es algo muy importante para nosotros por lo que estamos viviendo.

-Sobre todo con la coyuntura que se viene…
-El escenario es complejo y pesimista, además de incierto. No sabemos qué va a pasar pero sí que serán tiempos de lucha y resistencia.

-¿Cómo enfrentan los sindicatos de tu región la no obligatoriedad del impuesto sindical que introdujo la reforma laboral de 2017?
-Nos ha afectado, claro, porque de tener un ingreso fijo y seguro pasamos a la necesidad de solicitar la contribución a cada trabajador y trabajadora, algo que en un contexto de crisis como el que vive el país, con millones de desempleados, se torna bastante difícil.

La reforma laboral tuvo un cometido principal que es aniquilar a las organizaciones sindicales y en eso están, solo nos cabe resistir, luchar y trabajar para revertir esta realidad.

-El avance de la bancada evangélica, que apoyó al presidente electo Jair Bolsonaro, no es particularmente auspicioso para la comunidad LGBTI.
-Sabemos que el discurso del nuevo gobierno es muy confrontativo con las minorías y en especial con la comunidad LGBTI.

Bolsonaro ganó las elecciones en base a prejuicios como el famoso kit gay por lo tanto vamos a tener que reforzarnos, reinventarnos y fortalecer la organización pero no para lamentarnos sino para actuar.

Desde los sindicatos debemos organizarnos para luchar, ocupar espacios, alzar la voz para cambiar nuestra realidad, abrirnos a todos aquellos y aquellas que quieran pelear por sus derechos, sin distinción de género o raza. Eso básicamente es lo que tenemos que cambiar.

Blancos móviles

-Parece que ahora además de ofender a las familias y a dios, las personas LGBTI ofenden a toda la estructura de gobierno…
-Sí, se nos complicó bastante. Es como volver al punto de partida. Un día estás luchando por tus derechos y avanzando en políticas públicas que garanticen un mínimo a la comunidad LGBTI, y al otro te encuentras con que todo por lo que luchaste y todo lo que alcanzaste está en peligro.

Ni hablar que personalmente represento todo lo que está mal para este gobierno: soy mujer, negra, LGBTI, sindicalista. Me convertí en un blanco móvil, solo a la espera de ser abatida (risas). Es muy loco todo.

La gente me dice: “vas a tener que dejar de hacer esto o aquello” y yo respondo: bueno, entonces tendré que dejar de existir. No puedo hacer eso.

-¿Sientes que en la propia comunidad ganó el miedo o hay una postura de lucha?
-El miedo siempre estuvo presente. Lo que pasó es que en los últimos años, con el avance de las políticas de equidad, estaba mal visto en Brasil ser homofóbico. Hoy en día, en cambio es aplaudido y se crean grupos anti homosexuales.

Sin duda que el discurso de odio e intolerancia hacia nuestra comunidad va a tener repercusiones negativas, más de las que ya tenía. Si ya nos mataban por miles esto va a profundizarse porque la gente que pregona el odio hacia los LGBTI se sentirá respaldada por todo el aparato de Estado y no medirá sus acciones porque se sentirá impune.

Pero no podemos volver atrás, no podemos escondernos, tenemos que seguir adelante a pesar del miedo y de la violencia. Ya no podemos esconder lo que somos. Las flores que ya se abrieron no pueden cerrarse.

Flores que ya no se podrán cerrar

-¿Sientes que se avanzó en sensibilidad con el colectivo desde este espacio del CEL, que hay otra receptividad por parte de los compañeros y compañeras?
-Sí. La empatía que muestra nuestra secretaria general Sue Longley con los problemas y desafíos que se presentan en el ámbito laboral para las personas LGBTI es un factor muy importante.

Desde la primera reunión de la que participé, la última Conferencia Regional, donde estaba bastante sola y aislada hasta del grupo de los sindicalistas brasileños, noto cambios positivos.

La Rel-UITA nos dio el espacio y lo fuimos ocupando con trabajo y en nuevas reuniones. La convivencia en estas instancias hace que se vayan cayendo los estereotipos cargados de prejuicios. Somos mucho más que personas LGBTI: somos sindicalistas, trabajadores y trabajadoras, en fin seres humanos.

Sentimos el cariño y el abrazo de la UITA. Primero fue mi sindicato que me abrió un espacio y luego la Regional que me respaldó afectuosamente.

La UITA forma parte importante de mi vida y de mi historia.


En Buenos Aires, Gerardo Iglesias