Vivimos uno de los peores momentos de la historia de nuestro país. Tenemos un poder Ejecutivo en descomposición, un poder Legislativo en proceso de estarlo, y un poder Judicial que huele mal.
Lo que están haciendo hoy con los derechos de los trabajadores y trabajadoras es algo que no imaginé ni en mis peores pesadillas y llevo 32 años en el Parlamento.
Recientemente el Ministerio de Trabajo redactó una ordenanza que prácticamente autoriza el trabajo esclavo en nuestro país. Nos enfrentamos a una reforma laboral que quiere retirar todo aquello que construimos desde la era Getúlio Vargas.
También nos enfrentamos a una Reforma de la Previsión Social presentada por estos legisladores nefastos, por la cual nadie más podrá jubilarse. Una reforma que solo le interesa al sistema financiero, no hay dudas sobre eso.
El promedio de empleo formal de un brasileño o una brasileña es de 9,1 meses sobre 12. ¿Quieren saber a qué edad ustedes van a poder jubilarse?
Es simple: anoten el día en que comenzaron a aportar a la seguridad social y sumen 64. Si comenzaron a aportar a los 20 van a jubilarse con 84 años. Pero están aquellos que decidieron estudiar y solo comenzaron a aportar a los 30 años. Esos se van a jubilar a los 94.
Trabajadores rurales o urbanos, del sector público y privado, sin distinción.
Ahora, los bancos están presionando, y por eso los corruptos insisten con una reforma de la Seguridad Social a medias tintas.
Sé que todos ellos me están escuchando o grabando, y pueden hacerlo tranquilos. Al igual que ustedes, no temo a las amenazas contra lo que creemos ser las causas justas por las cuales siempre hemos luchado.
Así que aprovecho esta oportunidad para reiterar un pedido: ¡Temer, hágale un favor al pueblo brasileño! ¡Revoque usted mismo esta reforma laboral y quite sus garras de la previsión social, porque es nuestra!
Hace unos días presidí un evento en el Senado que contó con la presencia de representantes de cerca de 15 países y lo que pude ver es que en el extranjero no logran entender lo qué pasa en Brasil.
Éramos una referencia en el exterior, incluso en la lucha contra el trabajo esclavo. Nuesta Consolidación de la Leyes del Trabajo (CLT) era una referencia en términos de Código Laboral.
Brasil era referencia por sus jubilaciones especiales, por sus políticas de cuotas para que, además de los blancos ricos, también los pobres, negros, indios, y quilombolas pudiesen acceder a la Universidad.
Éramos una referencia por nuestra estructura sindical. Fue exactamente esta estructura sindical la que eligió a un nordestino como presidente de la República.
A partir de ahora tenemos una misión importantísima.Como escribió sabiamente un antiguo gobernador de Río Grande do Sul “tu arma es tu voto. Tu voto está al alcance de tu mano”.
El 2018 está a la vuelta de la esquina, compañeros. Si elegimos nuevamente a estos legisladores corruptos que están ahí en el Congreso vamos a perpetuar las peores discriminaciones: por clase, por color de piel, por género, por ingresos.
El Supremo Tribunal Federal debería procesar a Michel Temer por haber gastado 30 mil millones de reales (9 mil millones de dólares) en pagar a diputados para permanencer en el gobierno.
¡Temer debería renunciar! El pueblo brasileño lo aplaudiría!
El presidente debería probar caminar por las calles de Brasil para ver cómo el pueblo lo trata.
Temer no se siente mal por no estar junto al pueblo sino que además parece disfrutar de sus maldades diarias, como reducir el salario mínimo nacional en 14 reales. Una verdadera crueldad.
Hace unos días quería vender parte de la selva amazónica para la minería. Está entregando nuestra Electrobras.
Los brasileños sentimos vergüenza de nuestro país y a pesar que este es un sentimiento generalizado, Michel Temer continúa ocupando el sillón presidencial. Esto es algo que no me puedo explicar.
Es necesario que entre nosotros hagamos un pacto suprapartidario, intersindical, ecuménico también, porque es eso lo que ellos están haciendo.
Están organizando la “Bancada de la Bala”, la “Bancada del Buey”, la “Bancada de los Banqueros”, la “Bancada de los Medios Masivos”, la “Bancada del Mercado”, la “Bancada de la Biblia” pues saben que todo pasa por el Congreso Nacional.
No alcanza con elegir al presidente. Es importante lograr controlar al menos una cuarta parte del Congreso. Si logramos –y este es un desafío que les planteo– la elección de por lo menos un senador por estado del país, tendremos una bancada de 27 senadores.
Y si uno solo de nosotros ya molesta a mucha gente, 27 los van a incomodar mucho más.
Tenemos que pensar también en obtener una bancada de diputados federales. Los trabajadores y trabajadoras representamos casi 90 por ciento de la población. Ellos tienen mucha plata pero no tienen el voto. Nosotros sí. Tenemos que hacerlo por el pueblo que tanto amamos y que tanto sufre.
Los dirigentes sindicales estamos en todas las ciudades y en todos los estados de Brasil. Somos mayoría en este país. Debemos entonces, independientemente del partido por el que votemos, generar un frente amplio por nuestro Brasil, por nuestro pueblo.
Tenemos que llegar al 10 de octubre de 2018, con una bancada de 25 o de 30 senadores y de 100 o 150 diputados federales. Este es nuestro desafío.
Finalizo mi intervención saludando el brillante trabajo que viene haciendo el Foro Sindical, viajando por todo Brasil, sugiriendo ideas, propuestas, y discutiendo un proyecto de nación. Es exactamente lo que tenemos que hacer.
Es importante sí tener un candidato a la Presidencia de la República comprometido con nosotros. Pero también tenemos que tener a nuestra gente dentro del Congreso Nacional, en las Asambleas Legislativas, en el Senado, porque la clase obrera es mayoría.
Vamos a mostrarles que si bien nos golpearon y nos siguen golpeando todos los santos días no nos entregamos. Nunca nos daremos por vencidos.
Daremos un gran combate en nombre de las grandes causas, y en nombre del pueblo brasileño estaremos siempre unidos.
Siento mucho orgullo de haber formado parte del movimiento sindical, de siempre haber tenido una excelente relación con las federaciones, confederaciones y sindicatos.
Tengo el orgullo, además de haber sido el relator del proyecto que reglamentó las centrales sindicales en este país. Mi pasado y mi presente me avalan para poder hablar con esta libertad ante ustedes.
¡Mi nombre estuvo, está y estará siempre unido al compromiso con los trabajadores y trabajadoras del campo y de la ciudad!
Continúo creyendo que este país tiene todas las condiciones para ser una gran nación.