-En el encuentro te referiste a la unidad como factor fundamental para mantener las conquistas que están siendo amenazadas por las reformas impulsadas tanto por el gobierno de Michel Temer como por el de Jair Bolsonaro.
-Sí, porque eso es fundamental para poder resistir los ataques que la clase obrera y el movimiento sindical vienen sufriendo.
En ese sentido, la Rel UITA cumplirá un rol esencial porque tiene una real incidencia a nivel internacional y fue el factor clave para que los mercados a los que exporta Brasil vieran a qué costo se producía la carne que ellos consumían.
Eso tuvo un impacto favorable para que las grandes empresas del sector decidieran adecuar las condiciones de trabajo.
-Mostrabas en tu presentación el éxito del proyecto de reducción del ritmo de trabajo en el frigorífico de JBS en Forquilhinha. ¿Cómo se logró?
-Los resultados que obtuvimos no se debieron a que la empresa sea buena y tenga en consideración la salud de los trabajadores y trabajadoras.
Fueron consecuencia de una larga lucha que inició hace años el movimiento sindical del sector de la alimentación, conjuntamente con la Rel UITA, para que se creara una norma que regulara la actividad ante la legión de lesionados en los frigoríficos, la NR36, aprobada en 2013.
Después de su homologación, los sindicatos que representamos a las trabajadoras y los trabajadores del sector tuvimos que organizarnos para monitorear que lo dispuesto en esa NR se cumpliera, en especial lo referente a las pausas durante la jornada laboral.
Pero nunca dejamos de investigar en conjunto con la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) y el Ministerio Público del Trabajo (MPT), y esos estudios concluyeron que las pausas no eran suficientes para evitar que los obreros y obreras no sintieran dolor al trabajar.
El Ministerio Público comenzó entonces a elaborar un proyecto para reducir el ritmo en la cadena de producción.
Ese es el proyecto que está siendo implementado en la unidad de JBS de Forquilhinha. Y sus resultados también son positivos para la empresa.
-Este encuentro dejó en claro que el caso de Forquilhinha es una excepción en el sector frigorífico brasileño, que falta mucho por hacer y que el panorama se complica cuando el gobierno quiere eliminar las NR, entre ellas la 36.
-Sí, y fue muy bueno que hubiera tanta gente y tan diversa.
El movimiento sindical está anestesiado y tiene que sufrir un sacudón. Debe por ejemplo movilizarse ya mismo para defender las NR. Muchos técnicos son aliados a nuestra causa y no podemos huir de la lucha y quedar de espaldas a este debate.
Los sindicatos del sector tienen que ser capaces de fiscalizar la implementación de la NR36 y lograr más respaldos al proyecto del MPT de reducción del ritmo en las líneas de producción.
No es necesaria una gran inversión, solo hay que capacitar a los dirigentes y delegados sindicales de base.