Este año nos estamos enfrentando a una nefasta reforma laboral que afecta de manera negativa a todos los brasileños, pero principalmente a las mujeres de este país.
El desempleo, que ya abarca a un número importante de personas, se acentúa en la población femenina y a esto se sumará la precarización del trabajo y las condiciones de vulnerabilidad de las trabajadoras.
Además, de ser aprobada la reforma de la previsión social, las más perjudicadas también seremos las mujeres, sobre todo las trabajadoras rurales que habían obtenido conquistas importantes durante los últimos gobiernos de Lula da Silva y de Dilma Rousseff.
Por otra parte, en una sociedad devastada por el desmantelamiento de los derechos laborales, con una bajísima o más bien nula inversión en políticas sociales, donde el desempleo se dispara a diario, los índices de violencia contra las mujeres se elevan a niveles epidémicos.
Ante este panorama nada alentador quisiera decirles a todas mis compañeras del Comité Latinoamericano de la Mujer de la UITA (Clamu) que redoblemos el trabajo porque la lucha continúa y no podemos bajar los brazos.
Somos las mujeres el eje principal de nuestra familia, de nuestros trabajos, de nuestras comunidades y este próximo 8 de Marzo saldremos a las calles para que el mundo escuche nuestras reivindicaciones y en octubre iremos a las urnas para cambiar esta realidad agobiante.