Brasil | MUJER | RURALES

Con Cristiana Andrade

“No entré al sindicalismo
para rellenar una lista”

Cristiana Andrade es una activa dirigente sindical pernambucana, trabajadora de la caña de azúcar. Durante el encuentro de trabajadoras rurales, asalariadas y agricultoras familiares del nordeste realizado recientemente en Natal, habló sobre las dificultades para realizar su tarea sindical, las veces que quiso desistir debido a las trabas impuestas por sus propios compañeros; y también de las razones por las que aún permanece en la dirigencia.

Amalia Antúnez

07 | 06 | 2022


Cristiana Andrade | Foto: Amalia Antúnez

“Soy asalariada rural del sector de la caña de azúcar. De hecho, soy la única mujer que tiene contrato con todos los derechos laborales en el Ingenio Petribu en la región de la Mata Sul y desde 2011 cuento con licencia sindical permanente”, arranca contando.

Ese sector del trabajo rural desafortunadamente contrata cada vez menos mano de obra femenina y eso a la larga termina incidiendo en una escasa participación de las mujeres en el ámbito sindical.

“Existe una cláusula de la convención colectiva estadual que obliga a las empresas a contratar 20 por ciento de mano de obra femenina, pero no se aplica”, lamenta.

Este tema fue el eje de su exposición durante el Taller Género y derechos humanos en las empresas, realizado con el respaldo de CONTAR, Rel UITA y Oxfam Brasil a fines de mayo pasado.

Ser mujer y sindicalista

Para ella no fue fácil integrarse al sindicato luego que la invitaron a participar de la directiva.

“Cuando comencé a ir a las reuniones sindicales me di cuenta que todo era muy diferente de la realidad que vivimos en el campo como trabajadoras. Yo no me sumé a la organización sindical para rellenar una lista, sin voz ni voto”, destaca.

“Entré al mundo sindical porque la realidad de las corteras de caña era muy precaria y había que hacer algo al respecto. Iba al campo a hablar con mis compañeras, a ver qué cosas había que exigir de las empresas y eso al comienzo no gustó mucho en el entorno”.

Ella cuenta que fue tanta la resistencia ante su labor en pro de las mujeres que se sintió discriminada por los integrantes de su propio sindicato.

Discriminación y represión

“Hubo persecución y hostigamiento hacia mí porque yo movilizaba a las trabajadoras para que fueran a las asambleas sindicales, algo que no se acostumbraba a hacer y fue tal la presión que en cierto momento llegué a pensar en desistir del trabajo sindical”, apunta.

“Pero luego iba al campo y veía el sufrimiento de a mis compañeras y todas las dificultades, que volvía porque dentro del sindicato podía hacer algo para cambiar esa realidad”.

Cristiana integra también la Federación de Trabajadores y Asalariados Rurales de Pernambuco (FETAEPE) y la CONTAR.

De su labor sindical ella destaca avances en las negociaciones de las convenciones colectivas que han asegurado a las trabajadoras rurales mejores condiciones salariales y laborales, pero también reconoce que falta mucho por hacer.

“Avanzamos bastante sobre todo con las trabajadoras de la fruticultura en el Vale do Sao Francisco pero en el sector de la caña de azúcar de la Zona da Mata no hemos logrado que las empresas abran vacantes para más mujeres”.

De todas formas, “hemos sumado a más compañeras a los sindicatos y esto es algo positivo, sobre todo teniendo en cuenta el machismo tan enraizado aún en el ámbito sindical”, subraya.