-¿Cómo evalúas del trabajo de la Federación?
–Felatran surge como una iniciativa de la Rel UITA ante la necesidad de coordinar acciones entre trabajadores de la transnacional en América Latina.
Su primer presidente fue Melquíades Araújo, y cuando yo tomé la posta, la federación ya tenía un gran impulso y había que dar continuidad a ese trabajo que ya tiene un reconocimiento internacional.
Cuando vamos a las reuniones con Nestlé en Vevey, en la sede central de la compañía, se reconoce que somos una federación actuante y representativa.
-Entre los logros recientes alcanzados por Felatran, ¿cuál destacas?
-Sin dudas, revertir el proceso de tercerizaciones de los centros de distribución que había comenzado a darse aquí en Brasil. Fue la victoria más contundente e importante en términos de garantías de derechos.
Cabe recordar que con la reforma laboral en Brasil las tercerizaciones pasaron a ser irrestrictas y con ellas viene aparejado un gran deterioro de las condiciones laborales, como una reducción salarial de hasta 50 por ciento.
Por otra parte conseguimos que Nestlé vuelva a brindar una canasta navideña con productos de la empresa a todos sus funcionarios, un beneficio que, de forma unilateral había dejado de ofrecer desde hacía tres años.
Esto además se negoció en la convención colectiva y quedó establecido como cláusula, lo que garantiza su permanencia.
-La mayor empresa de alimentación del mundo quiso quitar una canasta que distribuía una vez al año. ¿Extraña forma de ahorrar, no?
-Ese siempre fue mi argumento a la hora de discutir este punto. Por supuesto, la compañía alegaba gastos onerosos en ese beneficio, pero todos sabemos que esas cifras para una empresa como Nestlé son prácticamente irrelevantes.
-¿Cómo analizan la disolución de DPA en Brasil?
-Lo estamos viendo con mucha preocupación. DPA, una joint venture cuyo 49 por ciento pertenece a Nestlé y el 51 por ciento a la neozelandesa Fonterra, emplea a cerca de 3.000 trabajadores y trabajadoras en el país.
La cuestión es que se trata de una estrategia comercial de la empresa que con anterioridad dejó el comercio de agua y ahora pretende abandonar el de lácteos.
DPA tiene una planta en Araras, en el estado de Sao Paulo, con 1800 trabajadores y otra menor en Pernambuco.
Nuestro pleito ante la matriz de Nestlé es que la empresa que compre las acciones de DPA mantenga lo establecido por convenio colectivo.
Aún reina la incertidumbre. La empresa está a la venta pero todavía no fue vendida, quizá en el proceso Nestlé pueda cambiar de parecer ya que Brasil retomó las ventas de lácteos a China, que había perdido en 2007.