Dialogamos con Rosecleia Castro, vicepresidenta del Comité Ejecutivo de la Rel-UITA, sobre cómo enfrenta el movimiento sindical brasileño un tema de más en más acuciante.
“La violencia de género todavía es tabú en la mayoría de los sindicatos brasileños”, lamentó la dirigente. Se puede decir, continuó, que hace mucho tiempo “es hora de que los sindicatos asuman esta lucha”.
Según expresó Rosecleia, no existen datos oficiales sobre este flagelo porque Brasil es un país tan violento que mapear este tipo de violencia, que está inmersa en otras, se hace difícil.
“Desde los sindicatos tampoco hay datos, sencillamente porque el tema no se trata, es completamente ignorado, como si no fuese un asunto sindical. La violencia de género debería estar en las pautas de negociación colectiva, pero no lo está”.
Para la dirigente esto se da porque hay mucho prejuicio, y también por ignorancia.
“En los sindicatos no se cumplen siquiera las cuotas de género admitidas, hay muy pocas mujeres en las bases. ¿Cómo vamos a hablar de violencia de género si tenemos un solo género?”, cuestiona.
En 2006 fue homologada en Brasil la ley “Maria da Penha” (11.340) sobre violencia doméstica, un instrumento jurídico que según Rosecleia resulta insuficiente para frenar un fenómeno que cobra miles de vidas.
Rosecleia insiste en que tiene que haber un compromiso de las afiliadas de la UITA a nivel mundial y regional para que el tema se trate a la interna de confederaciones, federaciones y sindicatos.
“Cuando hablamos de género también hablamos del colectivo LGBT, un grupo de trabajadores y trabajadoras que también necesita atención. Se ha avanzado en algo, gracias a los esfuerzos de inclusión de la Rel-UITA, pero es poco todavía”, señaló.