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Investigador brasileño denuncia alta contaminación del trigo

¿Más bueno que el pan?

Alimento básico de la humanidad desde tiempos prehistóricos, el pan nuestro de cada día debería estar hoy apartado de nuestras mesas, por el alto nivel de contaminación por agrotóxicos que presenta el cereal que más comúnmente está en su origen, el trigo.
Foto: Gerardo Iglesias

Así lo dijo en una entrevista con el Instituto Humanitas Unisinos de Brasil el ingeniero agrónomo, doctor en genética y profesor en la Universidad Federal de Santa Catarina Rubens Onofre Nodari.

A partir de que se pasó a utilizar alta tecnología en su producción, el trigo se ha visto progresivamente afectado por los agrotóxicos que se utilizan en su tratamiento, y cuanto más “sofisticado” es el cereal –modificado genéticamente, por ejemplo– más elevada es esa contaminación, advirtió el científico.

“Anteriormente las empresas agrícolas ofrecían un producto. Hoy venden tecnología. ¿Y qué son esas tecnologías? La primera de ellas son los agrotóxicos”, afirmó.

Desde hace muchos años, insecticidas, fungicidas han aumentado su presencia en el cultivo del cereal en todas sus fases, desde la propia producción hasta la recolección, pasando por la maduración del grano. Y cuando se trata de transgénicos es peor: más agrotóxicos para su tratamiento.

Pruebas

Nodari dice que la literatura científica abunda en estudios según los cuales los agrotóxicos –que por lo general tienen al glifosato como principio activo– causan enfermedades neurodegenerativas, diversos tipos de cáncer, infertilidad y últimamente se descubrió que pueden tener incidencia en niveles de autismo en niños.

“Hace 50 años, antes del uso creciente de agrotóxicos, no se veía a tantas personas de mediana edad o niños con cáncer con la frecuencia que se ve actualmente”, apuntó.

Y consideró que “eso demuestra que las tecnologías modernas son una amenaza para la calidad de un grano que estamos usando hace más de 15.000 años. En el pan, en los bizcochos habrá más y más residuos de agrotóxicos”.

El horno no está para bollos

Un detalle nada menor. Brasil produce algo menos de la mitad del trigo que necesita, y el resto lo compra en el exterior, en su gran mayoría (80 por ciento) en Argentina.

Argentina está desarrollando a su vez semillas transgénicas especialmente para colocarlas en el mercado de su gigantesco vecino. Les sale más barato producir ese trigo que el orgánico, pero no lo consumen, lo exportan a Brasil.

“¿Y por qué los argentinos no lo consumen? ¿Será porque no tiene aceptación?”, se pregunta de manera falsamente ingenua el brasileño.

La harina de trigo argentina es de mejor calidad que la brasileña, pero no la que llega a Brasil, que contiene más residuos de agrotóxicos que los que ya comprende la producción brasileña.

Hay sectores industriales brasileños que aspiran a diversificar el origen del trigo importado, pasarlo a comprar en Europa, por ejemplo, pero en la medida en que les saldrá más caro, sobre todo por el costo de los fletes que deberán pagar, es probable que no puedan privarse del cereal argentino.

“Hay soluciones”

Además, está la relajación de los controles estatales sobre lo que se produce y se consume, que bajo el gobierno de Jair Bolsonaro se han vuelto cada vez más laxos.

En Brasil 108 ingredientes activos de agrotóxicos son autorizados actualmente para su utilización en el trigo. De ellos, el 36 por ciento (39) están totalmente prohibidos en otros países por los daños que provocan a la salud humana.

Nodari dice que las cosas pueden modificarse, pero que debe haber voluntad política para ello, como promover desde el Estado cambios en los hábitos alimenticios, proteger y fomentar la producción orgánica y por consiguiente desalentar la transgénica, cambiar el modelo de producción…

“Hoy 80 por ciento de los productos producidos en Hungría son orgánicos. En Perú 90 por ciento. Hay soluciones”, piensa el científico.


NdE: agradecemos a Jair Krischke el envío de esta información.