Los trabajadores rescatados este martes, un total de 116, carecían de todo derecho laboral, dormían en alojamientos pésimos, no recibían equipos de protección individual elementales, eran obligados a pagar por su material de trabajo y cobraban sueldos miserables por jornadas que comenzaban a las 5 de la mañana y terminaban llegada la noche, según reportaron medios de prensa.
Tampoco se les proporcionaba elementos de higiene básicos como jabón y, en plena de pandemia de Covid-19, si se enfermaban no les pagaban los jornales que perdían por no poder trabajar.
“Llegaban a trabajar con hambre, no se les suministraba desayuno y su primer alimento lo recibían a las 11 de la mañana”, dijo un fiscal.
Entre los trabajadores hay cinco adolescentes, incluido uno de 13 años.
Todo quedó al descubierto tras una operación llevada a cabo por el Grupo Especial de Fiscalización Móvil en una hacienda ubicada en el municipio de Água Fria, en el estado de Goiás.
El predio pertenece a una empresa tercerizada contratada por la tabacalera Souza Paiol.
El dueño de esta última dijo no ser responsable de la situación, pero las autoridades no lo piensan así: los rescatados trabajaban para Souza Paiol, aunque el contrato entre esta tabacalera y la firma tercerizada era informal.
Una semana antes, el martes 19, otros trabajadores de una empresa del sector fueron rescatados en condiciones similares, como se informó oportunamente en La Rel.
Esa vez se trató de 16 inmigrantes paraguayos que laboraban para una fábrica clandestina de cigarrillos ubicada en Río Grande do Sul.
Cuando los liberaron hacía ocho meses que no veían la luz del sol porque la fábrica funcionaba bajo tierra.