-¿Cómo te iniciaste en el sindicalismo?
-Vengo de una familia de agricultores, me casé con un agricultor y veía que nuestra actividad necesitaba de algunos incentivos que solo podrían gestionarse a través de políticas públicas. El vínculo para trabajar en pos de esas políticas era el Sindicato de Trabajadores Rurales.
A partir de entonces comencé a participar de las reuniones sindicales para introducirme en el tema, luego me afilié y participé de las asambleas y otras actividades de la Federación.
De 2009, fecha en la que me casé (tenía 18 años), hasta 2013 participé como afiliada al sindicato. En ese momento me invitaron para formar parte de la lista que se presentaría para las elecciones de ese año en la Secretaría de Formación y Organización cumpliendo con la cuota joven y femenina.
Allí comencé a trabajar en la dirección, formé una comisión de jóvenes de mi municipio donde desarrollamos el programa Joven Saber y realizamos actividades en el medio rural directamente con los agricultores y agricultoras.
-¿El sindicato te abrió las puertas sin problemas…?
-No. Tuve que sortear algunas dificultades y la desconfianza de quienes creían que como recién empezaba no iba a estar a la altura.
Pero eran más mis ganas de trabajar que las trabas que tuve, porque por mi experiencia como agricultora conocía la necesidad de promover políticas públicas para que los jóvenes permanecieran en el campo.
Estuve tres años en el Sindicato de Trabajadores Rurales de mi municipio Castelo, donde pude desarrollar un trabajo en la Comisión Estadual de Jóvenes y crear la primera agroindustria de mujeres del municipio.
-¿Cuáles eran los principales desafíos de los jóvenes de tu región?
-El primero era poder permanecer en el campo, no tener la necesidad de migrar a las ciudades en busca de trabajos que en general son precarios y con salarios indignos. El segundo desafío la educación o la formación.
-¿Cuándo te sumas a la CONTAG?
-En 2017 ya había participado en algunas instancias de la Confederación y se estaba conformando la lista que iría a presentarse en las elecciones.
El estado de Espirito Santo debía contribuir con la inclusión de una mujer joven, así que eso, sumado al trabajo que venía realizando en mi región, hizo que fuera elegida para participar en el congreso de CONTAG y posteriormente ocupar la Secretaría de la Juventud.
-¿Qué pasó por tu cabeza una vez en el Congreso, que es una instancia desafiante?
-Si bien el Congreso en sí asusta por sus dimensiones y por todo lo que implica formar parte de una confederación como la CONTAG siempre tuve la confianza de que podía trabajar.
Conocer nuevas realidades sería la oportunidad para desarrollar una labor que iría más allá de la juventud.
-¿Cómo manejas el desarraigo al mudarte a Brasilia? ¿Extrañas mucho a tu tierra y tu familia?
-Al asumir en CONTAG tuve que mudarme a la capital y afortunadamente me vine con mi esposo, pero extraño mucho a mis padres y a mi hermano. La tierra.
También extraño ese trabajo más cercano con la gente que realizaba allá porque el nivel nacional es más distante.
Extraño mi casa en el campo, con mis cultivos, pero creo que el trabajo que desarrollamos acá vale la pena.
-¿Tu familia te apoyó con esto?
-Sí, principalmente mi esposo. Todo se dio de forma muy rápida y él estuvo ahí para decirme “esta es una oportunidad de que hagas lo que te gusta” y que a su vez tiene un retorno hacia la comunidad rural y hacia los agricultores familiares.
Lo mismo me apoya con el trabajo en la UITA cuando fui elegida como presidenta mundial de los jóvenes y me exige que haga un buen trabajo.
-Muchas veces se dice que la juventud no participa o que no quiere participar de la construcción histórica de los procesos sociales. ¿Estás de acuerdo?
-El desafío en ese sentido es inmenso y lo es sobre todo porque a los jóvenes les falta información.
Esto es algo por lo que luchamos en la CONTAG, en los programas tratamos de incluir a los jóvenes no solo dentro de las actividades del movimiento sindical sino en otros espacios. Pero muchas veces tenemos diversas barreras para poder llegar con ese conocimiento a la juventud.
A los jóvenes muchas veces la ansiedad les juega en contra porque dentro de las estructuras sindicales se topan con dirigentes que creen que por darles un espacio pueden perder el suyo.
De todas formas seguimos trabajando para generar esos espacios de participación que son muy necesarios para formar nuevos cuadros.
-Felicitaciones por tu trabajo, sabes que cuentas con el respaldo de la UITA.
-Muchas gracias.
Es muy importante para mí ese apoyo porque creo que podemos realizar un buen trabajo con aquellas personas que más necesitan de nosotros: con aquel agricultor, aquella agricultora del Brasil profundo, con los movimientos campesinos de América Latina y a través de la UITA también del mundo.