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Con José Silva

“Las certificadoras no tienen idea de qué y cómo se produce”

Consejero del Sindicato de Trabajadores y Asalariados Rurales de Tocantins, organización que integra la Confederación de Trabajadores y Asalariados Rurales (CONTAR), nos cuenta sobre la situación de los asalariados en su localidad y también en Bahía, donde trabajó y conoció de cerca la falacia de las certificadoras de comercio justo y responsable.

-¿Cómo es la situación de los asalariados y asalariadas en Tocantins?
-Bastante precaria. El sindicato además es nuevo y está en pañales en cuanto al trabajo que hay que hacer. Recién estamos tratando de reunirnos con los trabajadores y trabajadoras para analizar convenios y mejoras salariales.

-¿Cuáles son las actividades productivas que se desarrollan en Tocantins?
-Principalmente la ganadería y, desde hace unos tres años, el cultivo de soja y maíz vienen creciendo en la región.

En la actividad ganadera en general en Brasil las condiciones laborales son de malas a precarias, y Tocantins no escapa a la regla.

La situación habitacional de los trabajadores y sus familias deja mucho que desear y el acceso a educación y salud está condicionado por el transporte y el estado de las rutas a los establecimientos.

-¿Qué pasa con el esquema montado de las certificaciones de producción?
-Las certificadoras casi no tienen incidencia en esa zona, pero sí la tienen en la región sur de Bahía, que produce cacao.

Por mi propia experiencia, porque allí trabajé, puedo asegurar que las certificadoras desconocen por completo la realidad de los trabajadores y trabajadoras que producen cacao, por lo cual no podrían certificar nada.

Brindan el sello certificador, lo que agrega valor al producto en cuestión y a todos sus derivados en la cadena productiva, pero en la base, es decir para los trabajadores, que son los responsables de que ese producto esté siendo comercializado, poco y nada cambia.

Se acostumbra maquillar a los establecimientos para cuando va la certificadora para obtener el certificado. Luego se vuelve a lo de antes.

-¿Cuánto gana un trabajador del cacao?
-El salario mínimo, por una jornada de 8 horas, pero con el agregado de que la mayoría de las empresas no ofrece transporte a los obreros, lo que muchas veces extiende sus jornadas.

Muchos van a trabajar a pie, otros en bicicleta.

-¿Cómo evalúas a la CONTAR?
-Para nosotros, que somos un sindicato nuevo, la confederación y sus actividades formativas son muy valiosas.

Compartir experiencias con otros dirigentes que tienen más camino recorrido siempre es enriquecedor.