Para la dirigente sindical es imperiosa la creación de “una red nuestra y para los nuestros”.
“El hecho que haya compañeros y compañeras dando su testimonio en este seminario es una prueba de la importancia que puedan hacer sentir su voz, sus historias, sus denuncias. Ellos representan a todos aquellos que han vivido situaciones similares en nuestro país durante mucho tiempo”, dijo, evocando a las víctimas de violencia.
“Debemos tener claro que la violencia en el campo es consecuencia directa del avance del despojo de la tierra y de los bienes comunes”, señaló, destacando asimismo la importancia del seminario para iniciar un proceso de reagrupación.
“Estábamos muy aislados”, remarcó.
Carmen aseguró que tanto la CUT, como la CPT, Rel UITA, Contar y la Contag tienen capacidad para articular esfuerzos en la lucha y el combate a la violencia en el campo brasileño.
Y trazó un paralelismo entre este tipo de violencia y la violencia de género: se hace la denuncia, las autoridades identifican a los agresores pero no logran evitar que se acerquen a sus víctimas o desestiman las amenazas, y en la mayoría de los casos terminan en muerte.
“Los asesinatos de líderes sindicales o comunitarios han venido cambiando de modalidad a lo largo de los años. La última gran masacre, la de Pau D’Arco, fue promovida por el Estado, y realizada por las fuerzas del orden público”, recordó.
“La situación de estos compañeros y compañeras es muy grave porque no se sabe en quién confiar”.
“No podemos dejar pasar espacios de acción como éste”, enfatizó Carmen.
“Debemos crear una red ampliada a otras estructuras sociales y esa puede ser una nueva forma de organización para enfrentar los antiguos problemas”.
En Brasilia, Amalia Antúnez