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Es hora de ocupar espacios en la política

Un informe elaborado por la organización no gubernamental británica Oxfam, divulgado el lunes, actualizó los datos sobre desigualdad económica en el mundo y en Brasil.

En todo el planeta, cerca de 7 millones de personas que componen el grupo del 1 por ciento más rico del mundo, se quedaron con el 82 por ciento de toda la riqueza global generada en 2017.

En Brasil, cinco multimillonarios concentran un patrimonio equivalente a la renta de la mitad más pobre de la población, dato que confirman investigaciones recientes de otros organismos.

En un mundo injusto, somos aún más injustos en cuanto a la distribución de las riquezas. Una situación que perjudica nuestra economía, sobrecarga los servicios públicos, hace estallar la criminalidad y precariza el trabajo.

Una sociedad desigual es insostenible, y la política debería ser la herramienta para distribuir los recursos económicos. Tanto para estimular el consumo de mercancías e impulsar la economía, como para permitir una vida mejor a los ciudadanos. Por lo visto, no está cumpliendo su papel.

De los 50 senadores que aprobaron la Reforma Laboral, 37 son empresarios.

El perfil mayoritario entre los parlamentarios electos en 2014 es el siguiente: hombre, blanco, en la franja de los 50 años, con educación superior, empresario y dueño de un patrimonio superior a 1 millón de reales (315.000 dólares).

Hombres y mujeres que están en la cima de la pirámide social, y cuya actividad presupone todavía la obtención de más ganancias. ¿Estarán realmente interesados en esforzarse para poner fin a la desigualdad?

Esta cuestión viene permeando el movimiento sindical, herido en 2017 por la aprobación sumaria de una reforma que dilapidó los derechos laborales.

El pueblo tiene que decir basta
Ha llegado la hora de tomar lo que nos pertenece

¿Cómo hacer para revertir esta situación de forma definitiva? ¿No será necesario que los trabajadores y representantes de la población más vulnerable ocupemos los espacios de representación política?

La distancia de Brasilia, blindada por los grandes medios de comunicación corruptos, hizo que se aprobara la reforma laboral en tiempo récord, y sólo no lo hizo con la reforma de la previsión social por la resistencia que hubo desde el sector de los funcionarios públicos.

La capital nacional está demasiado lejos de las demás ciudades brasileñas, y los corredores del Congreso demasiado oscuros para que podamos ver.

¡Basta ya! Es hora de tener representantes directos en este espacio de poder. El movimiento sindical exhorta a los compañeros y compañeras a comprometerse en la participación política directa en 2018.

Basta ya de servir de masa de maniobra, de ser echados como perros callejeros mientras el gran capital decide acomodar las cosas a su favor. Es hora de tomar lo que nos pertenece.

Compañeros y compañeras: participen en las discusiones, abracen una candidatura que tenga compromiso con la clase obrera y la población más vulnerable. Trabajen por esa candidatura.

Basta ya de limitarse a observar impasibles el desfile de corruptos almidonados, profesionales del engaño que viven de comercializar el voto a cambio de beneficios personales. Individuos de pasado condenable y discurso rimbombante, pero que a la hora fundamental no piensan dos veces antes de condenar a los trabajadores y trabajadoras a la miseria.

El estudio sobre desigualdad producido por Oxfam ya debe ser de conocimiento de las autoridades que participan en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, donde fue divulgado. Pero conocer la realidad nunca los motivó a hacer nada al respecto.

Tal vez sea hora de cambiar a las personas que dirigen los destinos del mundo y también a aquellos que dirigen nuestro país.


NdE: Los intertítulos son de la REL-UITA: