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Con Ricardo García, a pocos días de la segunda vuelta

Frenar al neofascismo

Procurador del Ministerio Público del Trabajo hasta 2019, García tiene una vasta experiencia en el sector frigorífico brasileño. Fue un acérrimo defensor de la Norma Reguladora 36, cuya aplicación mejoró considerablemente las condiciones de trabajo en la industria cárnica pero que el gobierno de Jair Bolsonaro pretende liberalizar. Desde su residencia en Portugal, Ricardo ahonda en esta entrevista sobre las implicancias de una posible continuidad del ex militar de extrema derecha en el poder.

Gerardo Iglesias

26 | 10 | 2022


Ricardo García | Foto: Gerardo Iglesias

-Trabajaste mucho en el sector frigorífico. ¿Puedes analizar y evaluar el impacto de la NR36 para ese sector?
-Sí. Tengo una idea bien clara de eso. Empezamos a trabajar fiscalizando ese sector en 2006, en la región de la Sierra Gaúcha, hasta 2010 y en 2012 nos extendimos a todo el estado de Rio Grande do Sul.

En 2013 la NR36 fue aprobada y se dio un plazo para que las empresas frigoríficas se adecuaran a la nueva normativa. Durante ese período pausamos las fiscalizaciones hasta que la norma fue exigible.

A partir de ahí volvimos a fiscalizar y notamos lo siguiente: que para la realidad de los frigoríficos la norma no cambió nada. Lo que sí modificó la NR36 es que, a partir de ella, contamos con instrumentos jurídicos para exigir de las empresas mejores las condiciones de salud y seguridad de su personal.

La NR36 fue además elaborada y redactada con la participación del gobierno, los empresarios y los trabajadores, con lo cual nadie podía alegar nada contra ella.

Yo estuve en esta tarea desde 2013 hasta 2018, seis años. En ese período nunca hubo una fiscalización del MPT que no descubriera irregularidades en los frigoríficos, llevando al cierre parcial o total de la actividad en varias unidades de producción.

El gran aporte de la NR36 fue que dio al Estado instrumentos de actuación.

Pasados dos o tres años de aplicada la norma los avances fueron significativos, sobre todo en los establecimientos que habían sido clausurados.

La NR36 nos permitió avanzar en seguridad de máquinas, especialmente en las norias, protección de partes móviles e instalaciones eléctricas, ergonomía, introducción de frenos.

Fisioterapeutas nos dijeron que las pausas (psicofisiológicas) redujeron el ausentismo, lo que redundó en mayor calidad de vida para el trabajador y su familia y en menores costos para el empleador. A pesar de esto, los empresarios están en contra de las pausas.

El peligro del desmantelamiento total del Estado

-¿Cuál es el escenario que imaginas si gana Bolsonaro el próximo domingo?
-Es necesario contextualizar. Bolsonaro era un diputado sin mucha formación. Un político tosco. Al asumir la presidencia cambió de nivel y comenzó a tener cada vez más pautas fascistas. Cosas que antes eran intuitivas en su conducta pasaron a ser elaboradas. Pasó a rodearse de personajes con clara convicción fascista y nazista.

Existen estudios que demuestran que el gobierno de Bolsonaro tiene grandes puntos de contacto con el gobierno nazi alemán.

Hoy día representa un peligro mucho más grande de lo que era cuando asumió la presidencia hace cuatro años, porque tiene una estructura de poder más organizada y logró exaltar lo que hay de peor en la sociedad brasileña.

Todos aquellos fascistas que estaban escondidos emergieron durante su gestión, y esa es la razón por las que vemos la repetición de ataques y de violencia hacia todos aquellos que piensan de manera diferente, o contra las mujeres, los indios, los negros.

Los dueños del agronegocio, los garimpeiros han tenido con el gobierno de Bolsonaro carta blanca para exacerbar la violencia. La expansión de estos grupos por la Amazonia ha generado ribetes de violencia nunca vistos. Los asesinatos de líderes indígenas, sindicales y campesinos se triplicaron durante este gobierno.

Según un estudio sociológico reciente, 12 por ciento de las personas que votan por este hombre son fascistas, y ese es el núcleo duro de su electorado.

Bolsonaro sistematizó el deseo de la clase media de acercarse a la burguesía, les vende la ilusión que están lejos de la clase obrera y le creyeron el discurso.

Tienen una unidad de pensamiento, ideológica y de acción envidiable. Apenas surge algo nuevo se organizan con sus bots para atacar en las redes sociales y poner a la gente a su favor.

Se sienten en el derecho de definir qué cosa es constitucional y qué no, dando a entender que lo que defina la Suprema Corte es correcto solo cuando está en sintonía con lo que ellos piensan.

-Si, gana, además vendrá por más contra el movimiento obrero…

-La continuidad del gobierno de Bolsonaro significará el desmantelamiento de todo el aparato estatal de protección social, legislativa y operativa, así como de los convenios colectivos.

Significará la desarticulación y revisión para peor de las Normas Reguladoras, un logro de la sociedad que exigió décadas de construcción política y social.

Un panorama desolador.