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Con María Inés Lorenzi Vian

“El sindicato está en mi sangre”

Lleva 34 años en el movimiento sindical, desde aquel día en que ingresó al Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de la ciudad de Encantado. Participó del Programa de Educación de la Federación de Trabajadores de la Alimentación del estado de Río Grande do Sul y la UITA −referencia histórica del sindicalismo brasileño−. El paso de los años ha acentuado sus rasgos italianos y aunque se la nota preocupaba por un quebranto de salud, su sonrisa jovial continúa indestructible.

Gerardo Iglesias

03 | 08 | 2022


María Inés Lorenzi Vian | Foto: Gerardo Iglesias

-¿Cómo estás? Tantos años sin verte.
-La última vez que nos vimos estuviste en Encantado con Siderlei (Silva de Oliveira) y visitamos la empresa Baldo…

-Famosa por su yerba Canarias y porque toda su producción va para Uruguay…
-Así es, y hace unos cuantos años de eso.

-Vienes de la vieja guardia de la Federación y sus años gloriosos. ¿Notas diferencia entre el sindicalismo de aquellos años 80 cuando comenzaste y el actual?
-Mucha. Estamos hablando de otra época y de otra generación, totalmente diferentes. La juventud de ahora se muestra más apática ante la organización sindical. En aquellos años el sindicato era un espacio de lucha contra la dictadura, un punto de encuentro de la juventud.

Aquellos jóvenes creo que eran más inquietos por saber más, por conocer más. Recuerdo que hacíamos cartillas, revistas donde se divulgaba mucha información sobre distintos temas.

-Tengo presente la colección “Primeiros passos”, de editorial Brasiliense, y la avidez que teníamos por conocer sobre el entramado social y político.
-Todo el mundo tenía alguno de esos libros de formato pequeño. Hoy en día las nuevas tecnologías han abarcado todo, hay más accesibilidad, pero la energía de transformación se perdió, por eso tenemos dificultades en captar a los jóvenes para que se integren y formen parte del sindicato.

-El programa de educación que impartíamos en esa época supo capitalizar ese entusiasmo juvenil. ¿Crees que se pueda implementar algo similar ahora?
-Pienso que sí. Sería bienvenido. ¿Por qué no empezar de nuevo con la gurisada?

-Tal vez el problema no está en los jóvenes y sí en las organizaciones sindicales…
-Quizá la responsabilidad no sea toda de la juventud, es verdad. Lo cierto es que los sindicatos no estamos sabiendo bien por dónde empezar, ni cómo empezar, no estamos encontrando la forma de convocarlos.

Por ahora no le estamos encontrando la vuelta por lo que quizá un programa de educación sería una estrategia que sume a jóvenes y mujeres, otro segmento que nos cuesta cooptar.

Sindicato de puertas abiertas

-Vi aquí en el sindicato una sala llena de ropa y utensilios. ¿De qué se trata?
-Es un trabajo comunitario que hacemos como sindicato. Recibimos donaciones tanto de ropa como de cualquier utensilio o artefacto doméstico que esté en condiciones de ser reciclado.

Nosotros seleccionamos y acondicionamos lo recibido y queda en exposición permanente durante todo el año para aquellos que necesiten.

Generalmente venían para nuestros afiliados, pero últimamente vemos que se están acercando otras personas de la comunidad. Tenemos un alto número de migrantes en la ciudad. Hay muchos haitianos, venezolanos, dominicanos trabajando en los frigoríficos que vienen de regiones cálidas y sienten mucho frío. Entonces vienen y se llevan abrigo, por poner un ejemplo.

Construimos un sindicato abierto a la sociedad.

-¿Qué fue el sindicato para ti?
-¡¡¡Qué pregunta!!! (María Inés sonríe, piensa) Es parte de mi vida, está en mi sangre, asegura.

¡Qué bueno sería volver a aquellos debates encendidos, al intercambio de ideas, a la construcción colectiva! Si hoy me preguntan si volvería al sindicato respondería que siempre. Sin dudarlo ni un segundo.