La reflexión surge, luego que, a fines de julio, una planta de la transnacional BRF en Carambeí se incendiara, sin cobrar víctimas, y que el lunes pasado falleciera un trabajador en una unidad de la misma empresa en el Embu das Artes, interior de Sao Paulo.

“La actuación sindical es fundamental para prevenir accidentes y lesiones laborales, sobre todo porque la fiscalización estatal, tanto por parte del Ministerio de Trabajo y Empleo como del Ministerio Público de Trabajo, surge solo si existe una denuncia”, explicó Wagner.

“A eso se suma el escaso número de auditores fiscales para este tipo de tareas”.

Para el dirigente, los sindicatos de base son los que están en la primera línea para poder comprobar que se cumplan las normas que regulan el sector —en el caso de los frigoríficos, la NR36— y también tienen un rol preponderante en la elección de los integrantes de las Comisiones Internas de Prevención de Accidente (CIPA).

“Además —agrega— tienen la tarea de exigir de las empresas entrenamientos en caso de fuga de amoníaco o de incendio y controlar que las condiciones ergonómicas sean las adecuadas para prevenir las lesiones o enfermedades profesionales, tan comunes en esta industria”.

El último estudio realizado por el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo (SmartLab), una iniciativa del Ministerio Público del Trabajo y la OIT, indica que, en solo un año, se registraron en Brasil casi 613.000 accidentes laborales, con 2.538 muertes.

Según datos de la OIT (2023) casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo.

En Brasil la tasa de mortalidad, de casi siete muertes cada 100.000 empleos, es la mayor en una década. Cabe destacar que el informe se basó en datos de 2022, por lo que la proporción podría ser mayor.

La industria de faena de animales ocupa el quinto puesto en incidencia de accidentes, pero se sabe que en este y otros sectores de la producción existe un alto índice de subnotificaciones.

“Nuestro Sindicato realiza reuniones periódicas con representantes de las empresas que están en nuestra base. Exigimos que nos presenten informes sobre el mantenimiento de las calderas y los sistemas de refrigeración con amoníaco, porque cualquier falla en eso puede generar una tragedia”, subrayó.

Un ejemplo de esta actuación constante del Sindicato fue la evacuación exitosa de los trabajadores que se encontraban en el área donde se inició el incendio en la unidad de BRF en Carambeí.

“Hubo una rápida respuesta, y los encargados cerraron las válvulas del sistema de amoníaco, evitando de esta forma una tragedia mayor”, destacó.

El incendio afectó un 70 por ciento de la planta frigorífica, pero gracias a la eficaz actuación de la brigada no hubo víctimas.

Si en ese caso todo marchó bien fue debido a que “hubo previamente entrenamientos adecuados entre el personal. Esto solo no elimina los problemas de seguridad que puedan surgir, pero sí minimiza su impacto”, evaluó el dirigente.

Wagner recordó que en esa misma planta de BRF la organización denunció la falta de una válvula interna de emergencia en las cámaras de frío que sirven para que, si accidentalmente, un trabajador o trabajadora se queda trancado pueda abrir desde adentro.

“En este frigorífico de Carambeí tenemos un protocolo, llamado regla de oro, que implica que en áreas estratégicas o de riesgo las personas que trabajen allí deben hacerlo en duplas y contar con una orden de servicio para poder actuar”.

Estos protocolos son los que el Sindicato debe hacer cumplir porque pueden evitar accidentes fatales.

“Todo el movimiento sindical debe comprometerse seriamente en esta lucha en defensa de los derechos laborales, que incluyen un ambiente laboral seguro, entre otras cosas”, concluyó.