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“En muchas empresas son los propios trabajadores los que deben realizarse el test de Covid-19 para poder acceder a la licencia por enfermedad y poder garantizar su remuneración.
Si bien existen protocolos sanitarios para la industria, se basan en recomendaciones y no en obligatoriedad, por lo tanto en muchos casos no están siendo aplicados por las empresas.
Hasta mayo hubo 8 frigoríficos que fueron clausurados por ser focos de contagio del coronavirus y hubo otros que tuvieron sus exportaciones rechazadas por China porque no estaban cumpliendo con los protocolos sanitarios para Covid-19.
Por otra parte, quisiera poner en nuestra agenda la situación de los trabajadores indígenas de los frigoríficos que han llevado el virus a sus comunidades.
Los pueblos originarios tienen normalmente una mayor vulnerabilidad biológica y sanitaria porque la mayoría de las aldeas no cuentan con saneamiento básico ni agua potable, lo que hace de esta situación una tragedia para estas comunidades.
Tanto la CNTA como la Contac y la UITA vienen exigiendo de las empresas que se reduzca el personal en las líneas de producción como forma de evitar las aglomeraciones, una de las principales causas de propagación del Covid-19.
Lamentablemente no hemos encontrado receptividad en esto ya que las empresas del sector están vendiendo más que nunca.
Según datos oficiales de la Secretaría de Comercio Exterior, la facturación por exportaciones de carne vacuna, hasta mayo de 2020, aumentó 34 por ciento, 672 millones de dólares solo en un mes.
O sea 41,5 por ciento de crecimiento en relación del mismo período de 2019, lo que nos marca la pauta que estas empresas vienen lucrando grande a espaldas de la salud de trabajadores y trabajadoras”.