Detractores y seguidores de Lula tomaron las calles, y las redes sociales (más estas últimas que las primeras), unos para celebrar y los otros para lamentar la injusticia cometida contra su líder.
Lo cierto es que desde afuera Brasil se ve como un país donde lo más rancio de la derecha ha ganado la batalla y donde los movimientos sociales revelaron escasa incidencia y una profunda crisis existencial.
Los sindicatos, divididos y atomizados, tampoco pudieron frenar el avance de sectores empresariales en el Congreso, fruto de las alianzas que los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff realizaron para mantenerse en el poder.
-¿Qué pasará en el escenario político y social ahora que Lula fue preso?
-Personalmente creo que lo que está sucediendo es la crónica de una muerte anunciada pues el juicio al ex presidente pasó por varias instancias hasta que finalmente llegó la condena a prisión.
Lo paradójico de esta situación es que 5 de los 6 ministros del Supremo Tribunal Federal que votaron contra el habeas corpus solicitado por la defensa de Lula, y que fueron los que lo enviaron a la cárcel, habían sido nombrados durante los mandatos del PT.
Por otra parte, tenemos que analizar que la prisión del ex presidente se da en un momento preelectoral, donde Brasil vive una situación económica y social acuciante, con una tasa de desempleo brutal que no baja. Es en este contexto que en octubre se celebrarán elecciones.
Hay cientos de candidatos compitiendo, de los más diversos partidos que se puedan imaginar, y todos juntos no hacen uno.
Por otro lado aparece esta figura de la ultraderecha furiosa, Jair Bolsonaro que según las encuestas se coloca como segundo en la intención de votos (detrás de Lula).
Desde mi punto de vista, estas encuestas no deben tomarse en cuenta en este momento puesto que la campaña electoral propiamente dicha no comenzó todavía.
Cuando esto se dé estoy seguro que Bolsonaro no va a resistir, porque los propios militares (que lo detestan) proporcionarán elementos para que su candidatura se caiga.
A su vez muchos de sus simpatizantes lo apoyan porque él mantenía un discurso anti Lula. Ahora que Lula ya no estará en la contienda, la candidatura de Bolsonaro, de cierta forma, se vaciará.
Lamentablemente la izquierda brasileña no supo bien qué hacer durante los años de gobierno del PT, surfeó sobre buenas olas pero hoy no tenemos partidos de izquierda con estructura y candidaturas suficientes para enfrentar una campaña electoral.
En un ejercicio de futurología puedo estimar que Ciro Gómes, que está siendo considerado en este momento como candidato izquierdista, con el apoyo del PT, puede tener alguna posibilidad para las elecciones de octubre.
-Se ve además una sociedad completamente polarizada donde abundan expresiones de odio, algo que parece tener una raíz de clase.
-Sí, de hecho el discurso imperante está impregnado de expresiones de odio pero no es un odio de clase. ¿Sabes por qué? Porque para que haya odio de clase tienes que tener un mínimo de inserción política-ideológica y en Brasil eso no existe.
Se trata de una masa amorfa sin ideología que terminó polarizada en la dinámica del nosotros contra ellos y viceversa.
-¿Por qué Lula fue preso y otros políticos involucrados en la Lava Jato, como Aécio Neves, José Serra y el propio Michel Temer, que están más que salpicados por casos de corrupción, permanecen ocupando cargos en el gobierno que los amparan de correr con la misma suerte?
-No están presos principalmente porque los amparan sus fueros parlamentarios y porque realizaron oportunamente maniobras para que el Congreso los mantenga donde están, pero estoy seguro que una vez que dejen sus cargos tendrán que enfrentar sus cuentas con la justicia.
Hay otros casos de la Lava Jato donde las pruebas recabadas por la policía no tienen valor debido a errores en el procedimiento, pero todavía va a ir mucha gente presa. Ya hay varios empresarios tras las rejas también, algo que por estos días no se recuerda.
En cuanto a Lula, tuvo una muy mala defensa en el comienzo de su juicio. El portavoz del equipo de abogados defensores, (Cristiano) Zanin, se pasó durante toda la primera etapa agrediendo constantemente a los magistrados y fiscales del caso y eso tuvo un efecto negativo a la larga.
Fue solo al final de la etapa, cuando se llega al Supremo Tribunal Federal (STF), que el ex presidente convoca a uno de los mejores litigantes del país, Sepulveda Pertence, quien fue ministro del STF, un profesional altamente calificado. Tampoco él logró revertir la decisión contra Lula.
Y quienes votaron contra él, insisto, fueron nombrados durante los gobiernos del PT.
Las alianzas realizadas por el Partido de los Trabajadores para mantenerse en el poder son uno de los grandes factores de su sonado fracaso.
Cuando se quiere el poder por el poder y se termina aliado a quienes siempre se supo que eran unos bandidos de primera clase, cuando pierdes de vista tu ética y tus principios, ¿qué puedes esperar después?
Como brasileño me siento muy triste por esta situación pero hay que asumir los errores que se cometieron.
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