Brasil |SINDICATOS | FRIGORÍFICOS

Con Zenir Simão Laurindo da Silva

“Antes de la NR36 el frigorífico era un infierno”

Ahora en proceso de jubilación fue la primera vicepresidenta del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de Criciúma y Región (SINTIACR), algo inusual en el mundo sindical de la alimentación donde todavía es difícil la participación protagónica de la mujer. «Zé», como todo el mundo la identifica, es una militante brava, con 32 años de labor en el frigorífico JBS de Forquilinha. Una sobreviviente.

Gerardo Iglesias

11 | 05 | 2022


Zenir Simão Laurindo da Silva | Foto: Gerardo Iglesias

Zé tiene la experiencia suficiente para evaluar los cambios ocurridos en la planta desde la implementación de la NR36 en 2013 hasta la fecha.

“Si bien el trabajo sigue sin ser el ideal, no podemos obviar que la situación cambió para mejor y mucho desde que se aprobó la NR36. Eso se lo puedes preguntar a cualquier trabajador o trabajadora que lo haya vivido y lo puede confirmar”, dice.

Zé recuerda que cuando arrancó a trabajar en la industria avícola el ritmo frenético de las líneas de producción hacía que muchos compañeros y compañeras terminaran con lesiones en manos, hombros y cintura por los movimientos repetitivos sin pausa.

“Aquello era una locura. Antes ni podíamos ir al baño, con la NR36 hay rotación de personal en las líneas para evitar el movimiento repetitivo y hay pausas psicofisiológicas porque esta es una industria que tiene un ambiente insalubre: frío, humedad, agentes químicos y biológicos”, enumera.

En el caso de JBS de Forquilhinha destaca que por mucho tiempo contrataron mano de obra migrante, en especial haitianos y senegaleses que llegaron en aquel Brasil del pleno empleo, “pero no soportaron las condiciones de labor y los bajos salarios que no alcanzaban para vivir dignamente aquí y mandar algo a las familias. Después de los haitianos y senegaleses, vino mucha gente del nordeste, pero también se están yendo.

Tenemos claro que falta mucho por hacer, porque la industria todavía impone ritmos intensos y las condiciones salariales no son las mejores por lo que cada vez menos gente quiere trabajar en los frigoríficos, pero antes de la NR36 era casi el infierno”.

Ella asegura que la NR36 representó un cambio sustancial y para mejor dentro de las plantas frigoríficas y la norma reguladora se transformó en una herramienta fundamental para la labor sindical.

“El permanente monitoreo que desde el Sindicato hacemos del cumplimiento de la norma, nos permite estar cerca de los trabajadores y las trabajadoras, la organización está dentro del frigorífico y eso es muy importante y nada común en nuestro sector de industria”, concluye.