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Con Leomar Daroncho
“Alterar los puntos neurálgicos de la norma será un grave retroceso”
Algunas horas antes de conocer la noticia que comenzó la revisión de la norma reguladora 36 (NR36), La Rel conversó con el fiscal Leomar Daroncho, especialista en derecho sanitario por la FIOCRUZ y coordinador del proyecto de adaptación de condiciones de trabajo en frigoríficos del Ministerio Público de Trabajo (MPT) para conocer el impacto que tendría esta medida.
Amalia Antúnez
Imagen: Allan McDonald | Rel UITA
Daroncho asegura que de ser aprobados los cambios que pretenden el gobierno y la patronal del sector, el retroceso en las condiciones de salud y seguridad en la industria frigorífica será irreparable.
“La NR36 es una norma relativamente nueva, y es prematuro sacar conclusiones −como lo están haciendo los promotores de la revisión− de que no se está cumpliendo y que por esa razón hay que flexibilizarla”, señala el fiscal.
Es absurdo pretender, dice, que la norma se cumpla a rajatabla en momentos en que los recursos humanos para su fiscalización son cada vez más escasos. Y más absurdo es decir que para que se aplique mejor hay que flexibilizarla.
“Cada vez son menos inspectores de trabajo. Si a esto le sumamos cambios para tornarla más laxa, lo que va a suceder es que los empresarios van a desestimar su cumplimiento”.
Para Daroncho las modificaciones promovidas en la norma impactarán también desde la perspectiva de la competencia, porque aquellos empresarios que no cumplen las normas compiten de forma desleal con quienes sí las respetan.
“La mayor preocupación del MPT respecto a la revisión de la NR 36 es que su núcleo sea modificado para mal”, dice.
Cita en ese sentido las pausas durante la jornada laboral. “Son fundamentales en este sector donde se da una sinergia de agentes de riesgo, como frío, calor, vibración, ruidos, elementos cortantes, amoníaco, etcétera”, apunta.
“Y hay que agregar el agravante del ritmo intenso impuesto por las máquinas, sobre todo en las grandes empresas. La forma de mitigar el efecto que ese ritmo de producción tiene sobre la salud de trabajadores y trabajadoras es la inclusión de pausas para recuperación y también la reducción de la jornada laboral”, subraya.
El fiscal advierte que cuanto más tiempo un trabajador o una trabajadora estén expuestos a ese ritmo sin el debido descanso, las probabilidades de que sufran un accidente directo, o registren una patología crónica aumenta de manera exponencial.
La visión de Daroncho está respaldada por especialistas médicos y también por datos estadísticos oficiales que apuntan que en apenas cinco años hubo 64 accidentes fatales en la industria frigorífica y 85.000 accidentes típicos.
“Se sabe que la realidad es muy superior. Entonces, introducir cambios en una norma que busca prevenir estas situaciones, es como mínimo inoportuno”, destaca.
En un país con un contingente de 14 millones de desocupados, con un gobierno que ataca frontalmente a la clase obrera y con un movimiento sindical fragilizado tanto por la reforma laboral como por la pandemia, cambios como los que se proyectan empeorarán sin duda la situación de trabajadores y trabajadoras.