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Urgente
Con Jair Krischke

“Hay que estar atentos a las próximas horas”

El presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre (MJDH) y asesor de la Rel UITA analizó la actual coyuntura de su país luego que el presidente Bolsonaro declarara que la pandemia del coronavirus es apenas una pequeña gripe y que brasileños y brasileñas deben volver a sus trabajos, a contramano de lo que declara su propio ministro de Salud y varios de sus aliados políticos en el parlamento, los gobernadores de los diferentes estados y el mundo entero.

-¿Cuál es la actual situación política tras las declaraciones de Bolsonaro?
-La situación es grave porque minutos antes que el presidente realizara estas declaraciones acerca de la pandemia el Comandante del Ejército, el general Edson Leal Pujol, publicó un video donde se adelanta a decir que esta institución está para combatir el avance del coronavirus.

Pujol declaró que quizá esta sea la mayor misión del Ejército en este siglo.

Y esto me huele al autogolpe de Janio Quadros. Creo que Bolsonaro salió a decir todo esto para poder luego cerrar el Congreso e imponerse como único gobernante.

Nunca pensé que diría esto en mi vida, pero hasta ahora ha sido el Ejército quien está resguardando la democracia en Brasil.

-¿Cómo analizas que haya sido Fernando Henrique Cardoso, líder retirado de uno de los partidos de centro, quien haya dicho que es preferible que sea el ‘fin de Bolsonaro y no el del pueblo’?
-Creo que habla mucho de la crisis de los líderes políticos de la izquierda, de la falta de una figura que reúna y guíe al pueblo.

La oposición brasileña está acéfala.

Que un señor de 90 años, retirado de la política como Cardoso haya sido el único que dijo lo que se tenía que decir habla a las claras de una sociedad que viene desde hace tiempo perdiendo el norte.

Lo perdió cuando Fernando Haddad, el candidato de última hora del PT para las elecciones que llegó a obtener 40 millones de votos, fue completamente opacado por Lula, y lo perdió otra vez cuando Ciro Gomes, del PDT, que se posicionaba como líder de la oposición, sencillamente se borró.

Entonces quizá sea algo mucho más complejo que eso: lo que vive Brasil es una crisis civilizatoria tal como la entendía Charles De Gaulle.

En retirada

-Desde la Rel UITA y sus organizaciones afiliadas creemos que es imperioso formar un frente amplio multisectorial para sacar a Bolsonaro antes que él extermine Brasil…
-Sería lo ideal, pero lamentablemente creo que el movimiento social brasileño, incluida la mayoría de los sindicatos, perdió su fuerza de movilización.

Perdió su capacidad de organizar a las masas que ahora se manifiestan en grupos de autoconvocados sin filiación política partidaria ni nada y que reniegan de los políticos.

Acá hace nueve días que se dan caceroleos espontáneos en contra del gobierno pero por mi experiencia en este tipo de movimientos sociales, y podría hasta trazar un paralelismo con el Mayo del 68 en Francia, no terminan en nada concreto.

Muchas de las reivindicaciones de aquellos jóvenes no fueron adoptadas, como está pasando ahora en Chile.

-¿Entonces no crees que estos nuevos movimientos sociales tomen fuerza de las divisiones que estas últimas declaraciones de Bolsonaro provocaron dentro del gobierno mismo? ¿No es una clara señal que Henrique Mandetta, ministro de Salud, no haya renunciado luego de posicionarse en el otro rincón del cuadrilátero?
-Sin dudas es algo llamativo que creo proviene más de la cúpula del Ejército que del propio pueblo organizado.

Como la Constitución brasileña estipula que si un presidente no llega a cumplir dos años de mandato hay que convocar a nuevas elecciones, creo que lo que estaban tratando de hacer hasta ayer era aguantar hasta diciembre (cuando se cumple ese plazo) para que asuma el vicepresidente, en este caso el general Hamilton Mourao para no acarrear con los gastos que una nueva elección causaría en una economía quebrada y con 14 millones de descopados.

Pero a partir de ahora realmente no sé qué va a pasar. Estaremos atentos a lo que ocurra en las próximas horas.


En Montevideo, Amalia Antúnez