-Cuanto más compra y más grande es cualquier empresa, y ésta en particular, las consecuencias para los trabajadores suelen ser muy negativas.
En primera instancia porque se torna mucho más difícil discutir condiciones de trabajo, situación que se remonta a la época de la fusión entre Antárctica y Brahma porque ellos aplican una política muy restringida, y se niegan a negociar a nivel nacional.
Para AB-Inbev los trabajadores son apenas números fríos.
-¿Qué pasa con los organismos de contralor de este tipo de operaciones monopólicas?
-En Brasil existe el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), un organismo que debería impedir la concentración de capitales pero que lamentablemente no ha logrado llevar adelante políticas de fiscalización eficientes y tampoco comprende cabalmente las consecuencias sociales que tienen las fusiones.
Este es un problema muy serio que debemos enfrentar.
-Siempre que ocurre una fusión, que se incrementa el monopolio productivo y comercial la tendencia es reducir costos y ya sabemos quién pagará los platos rotos.
Sin ir más lejos, recientemente AB-Inbev anunció el cierre de una planta en el estado de Rio Grande do Norte que dejará en la calle a 300 trabajadores a fin de año.
La CNTA ya inició una demanda civil contra la compañía ante el Ministerio Público de Trabajo por entender que se está escudando en la crisis financiera que atraviesa el país para despedir trabajadores.
Además, utiliza artimañas políticas para lograr la exoneración de impuestos en determinados estados de Brasil, que seducidos por tener en su zona una empresa del porte de AB-Inbev, acceden a ofrecer beneficios y exoneraciones que cuando intentan cobrar pasado un par de años, la empresa responde desplazándose hacia otro estado que le brinde mejores condiciones, más acordes con sus intereses.
-¿Cómo se enfrenta desde el lado de los trabajadores este tipo de medidas, cada vez más comunes entre las transnacionales?
-En este punto creo que la UITA tiene un papel preponderante. Debemos comenzar a crear políticas de acción conjuntas para dar batalla ante este tipo de fusiones, incluso involucrando a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En ese sentido, tenemos que reforzar la tarea de las Coordinadoras y Federaciones por empresa o por rama de actividad como se ha hecho con la Felatrac y con la Felatran.