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Con Felipe Salmerón

Salir de la posición de confort

Felipe, reconocido sindicalista todo terreno, actualmente asesor sindical del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Caña (SINTRAICA), conversó con La Rel en el marco de la visita que realizó el equipo de la Regional al ingenio Taboga sobre los desafíos que hubo que ir sorteando para que la organización sindical sea lo que hoy es.

-Mucho trabajo previo para llegar a la realidad actual del sindicato…
SINTRAICA se constituyó en 1971. Desde el año 2000 los propietarios de la compañía se desligaron de ella y nombraron gerentes graduados de universidades de línea neoliberal que vinieron a modificar por completo la forma de la administración.

Nunca me olvidaré cuando escuché a uno de los propietarios decir que una cuarta parte del dinero de la empresa se iba en inversiones, otra cuarta parte en salarios, otra en la operativa y otra en ayudas solidarias a la comunidad. Esto último ya no existe: ese cuarto se destina a utilidades. Y también se ha restringido la parte de los trabajadores.

-En febrero de 2018 van a la huelga.
-La huelga les hizo ver a los propietarios que la realidad que les pintaban los gerentes era muy distinta y que los trabajadores ya no podían más. Hoy casi todos esos administradores ya no están.

-En este país existe una fuerte tradición antisindical, y de hecho hay contaditos sindicatos en el sector privado.
-Yo fui funcionario público por 35 años. En Costa Rica ser dirigente sindical en el sector público es muy distinto a serlo en el sector privado.

Cuando vine a ayudar a los compañeros del SINTRAICA me topé con esa realidad y tuve que aprender todo, por ejemplo a ser enérgico pero también cuidadoso, para no cometer errores que pongan en peligro al propio sindicato.

La fórmula: la articulación de capacidades

-Uno de los éxitos del SINTRAICA fue que logró conjugar a distintos actores.
-Se entendió que se debía salir de la posición de confort, que el sindicato no debía ocuparse solamente de mejorar la situación de sus afiliados sino que debía incorporar a los trabajadores zafrales, a los migrantes.

Costó mucho, porque el trabajador permanente tenía una actitud discriminatoria hacia el trabajador temporal. Hubo que hacer una labor de concientización en las asambleas con esos compañeros para hacerles ver que todos enfrentan los mismos problemas, la misma explotación, con la diferencia de que en el caso de los temporales las cosas son más graves.

Ha habido avances en ese plano, pero falta.

Por suerte hay gente que tiene un pensamiento social avanzado y nos apoya, con formación, con asesorías, incluso a nivel internacional como la UITA.

-Y hay casos como el de Álvaro Ramírez de la OIT, que no viene del movimiento sindical pero que parece un compañero más. Un hombre que persigue la justicia social.
-Sí, claro. Uno agradece este tipo de acompañamientos, totalmente desinteresados y que hasta hace poco no se podían hacer.

Antes, la OIT sólo se relacionaba con confederaciones, no con organizaciones de base como la nuestra.

-Nuestras felicitaciones por tu labor…
-Muchas gracias a ustedes y a todo su equipo.

En mi caso me muevo con mucha comodidad en el sindicato. No me han puesto ninguna restricción y me toman como un miembro más de la junta directiva.

Yo seguiré apoyando hasta que me dé la cuerda.


En Cañas, Gerardo Iglesias