En los últimos 30 años, en el territorio argentino se talaron más de 8 millones de hectáreas de bosques, fundamentalmente en las provincias de Salta, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe. Todo ello en beneficio de una minoría de latifundistas y corporaciones voraces que no trabajan la tierra, sino que la explotan y contaminan. Y cuyas consecuencias inmediatas y directas son las inundaciones cíclicas en pampas y ciudades y el aumento de los índices de mortalidad.
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