-¿Cuándo y cómo es que surge la idea de realizar estos encuentros?
-Ya desde hace dos años que vengo trabajando en este proyecto.
El gremio tiene 69 años pero nunca se hizo nada para la mujer, siempre fue muy machista, siempre fue todo para el hombre.
Hasta hace poco, en las fiestas del sindicato te daban folletería y también un presente, pero siempre ese presente era para el hombre: un vino, una sudadera. Nosotras, como afiliadas, teníamos el mismo derecho de recibir algo que nos identificara, pero no se hacía.
Yo me enganché colaborando en las fiestas de Reyes que hace el gremio para 1.500 chicos, que tienen todo el día gratis.
-¿Cuándo fuiste elegida delegada por primera vez?
-Ocho años atrás. Tenía miedo, porque cuando aceptas ser delegada empiezan los problemas con la empresa.
Fui de a poco llegando a un diálogo y logrando que nos dieran las cosas básicas que un trabajador tiene que tener. En base a eso me fui metiendo, hasta que me ofrecieron ser congresal y ahí me involucré más.
Después de varios años como delegada, hace cuatro años me eligieron pro tesorera. Ahora soy tesorera a nivel nacional, en la seccional de Buenos Aires, y en la obra social.
En esas funciones fue que pude decir basta, decir cortemos con tanto hombre, tanto regalo para el hombre, hacer respetar los derechos de las mujeres que integran el gremio, que son el 30 por ciento del total.
Hace unos tres años se realizó en el STIHMPRA el primer encuentro nacional de mujeres sindicalistas, donde participaron compañeras de 40 gremios y expusieron muchas que trabajaban en el mercado que eran delegadas, que eran congresales.
Fue sumamente importante porque arrancamos con tareas y actividades que nunca se habían hecho.
Hace dos años que tenía el proyecto de un encuentro nacional de mujeres. La nueva comisión directiva del sindicato, en especial el secretario general, Fabián Burgos, lo apoyó, a diferencia de las anteriores directivas.
Y al final lo concretamos: ¡el primer congreso de mujeres en 69 años de vida del STIHMPRA! En tres semanas logramos organizarlo a nivel nacional, en Buenos Aires, con 300 participantes de todos los rincones del país.
Fue un día maravilloso, compartimos, convivimos entre nosotras, nos conocimos con las otras seccionales. Pudimos ver que no estamos solas. Te da la fuerza necesaria para seguir.
Los demás se fueron dando cuenta que el STIHMPRA no es solamente el delegado o el delegado congresal, que detrás de cada delegado o delegado congresal hay una familia, y que en las casas las que hacen por lo general todo son las mujeres: la mantienen, llevan a los hijos al médico y a la escuela, compran las cosas…
Todos tenemos que estar trabajando, no sentados en nuestras sillas sino trabajando en la calle viendo lo que le falta al compañero y a la compañera.
Si el afiliado o la afiliada te dice falleció un familiar o no tengo un peso para un medicamento debemos correr a ayudarlo. Los directivos no tenemos horarios, queremos que el afiliado se sienta acompañado. A mí es algo que me apasiona.
El 9 de marzo pasado iniciamos un camino, que ahora otras mujeres deberán andar. Es un camino de lucha, porque no es fácil para las mujeres el camino sindical.
-Tuviste que remarla sola, no es que tuviste alguien al lado que te diga cómo eran las cosas, y ahora estás conteniendo a tus compañeras, dándoles ánimo…
-Aprendí sola, pero hoy tengo un secretario general que respalda el trabajo que una viene haciendo.
Hay muchas nenas que vienen a acompañar, muchas adolescentes que vienen con sus mamás y sé que el día de mañana ellas van a adoptar otras posturas porque les estás enseñando otro camino. Van a poder elegir.
El grupo que está armando ahora el congreso de Santa Fe son diez mujeres que se ofrecieron a trabajar para el bien común de todas.
Hoy estamos en una etapa donde se le da más visibilidad al trabajo de la mujer, se la motiva para que vea la vida de otra manera, que si quiere puede, que no tenemos techo.
Les decimos: en el camino vas a tener miles de piedras, miles de trampas y miles de cosas pero depende de vos superarlas junto a las otras compañeras.
En Buenos Aires, Nelson Godoy
Fotos: Nelson Godoy