Desde entonces se han producido en Argentina algunos avances respecto a la situación de la mujer, como la aprobación, en 2020, de la ley de aborto seguro y gratuito o la creación de un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, pero los asesinatos no han cesado.

El 3 de junio pasado, mientras decenas de miles de mujeres manifestaban en todo el país en el marco de las marchas Ni Una Menos, se producía un nuevo crimen atroz, cuando una joven de apenas 25 años fue acribillada a balazos por un colega de trabajo que hacía largo tiempo la acosaba.

De acuerdo al observatorio Lucía Pérez de Violencia Patriarcal, en lo que va de 2023 se han registrado 140 femicidios y travesticidios, así como 145 desapariciones de mujeres y 133 tentativas de femicidio.

Casi 400 funcionarios públicos han sido denunciados por hechos de este tipo y ha habido más de 150 marchas ciudadanas motivadas por asesinatos de mujeres.

El caso de la joven asesinada el 3 de junio, Rocío González, mostró una vez más la indefensión de las mujeres y la inoperancia de la justicia.

Rocío había radicado dos denuncias por acoso contra su agresor, la última de ellas en mayo.

“Estamos hartas de esta justicia. Una denuncia pero no la cuida nadie, después de muerta dicen ‘pucha era en serio’ ”, dijo a la agencia AFP Mariana Cobas, una joven de 22 años, durante la marcha del sábado en Buenos Aires.

“Las cifras no descienden”, afirmó la ONG La Casa del Encuentro en un comunicado.

“La transformación sociocultural que se necesita para derribar al patriarcado se produce muy lentamente, dejando en el camino a cientos de mujeres y compañeras travestis/trans que son asesinadas anualmente por razones de género”.

El caso fue el puntapié para un movimiento feminista que creció al calor de cientos de nuevos crímenes en Argentina.

Según un balance de La Casa del Encuentro, desde la primera marcha realizada el 3 de junio de 2015 al 28 de mayo de este año, se cometieron 2.282 femicidios.