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Con Gustavo Veiga

La memoria como resistencia

Gustavo Veiga es periodista, docente y escritor. Conocemos su labor desde hace bastante. Hemos levantado alguna de sus notas en Página 12 y ahora de su página personal Derribando Muros.

Amalia Antúnez

19 | 2 | 2025


Gustavo Veiga | Foto: Amalia Antúnez

Su trabajo periodístico siempre estuvo atravesado por las implicancias políticas y los hilos del poder que manejan el deporte. Ha investigado también sobre deportistas detenidos desaparecidos durante la última dictadura en Argentina, lo que resultó en un libro y un documental: Deporte, Desaparecidos y Dictadura.

Veiga fue recientemente ganador, en la categoría Crónica, de la edición 41 del prestigioso Premio Derechos Humanos de Periodismo otorgado por el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH) con el respaldo de la Rel UITA.

Un premio y una parceria

Coincidimos en la ceremonia de entrega de los trofeos en Porto Alegre en diciembre pasado, y posteriormente nos puso en contacto nuestro querido amigo común, Jair Krischke, presidente del MJDH y asesor de la Rel UITA en derechos humanos.

Hace unos días, aprovechando que cruzaba el charco, lo invité a reunirnos para, quizá, delinear alguna “parceria” futura. Así que fui hasta su casa en Núñez, emblemático barrio de la zona norte de Buenos Aires, donde conversamos largamente.

Como en Porto Alegre no tuvimos la oportunidad, mi visita sirvió también para que me contara un poco sobre el premio, qué significó para él, y cómo analiza el negacionismo de Javier Milei y su gobierno sobre los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico militar en Argentina.

-¿Es la primera vez que ganás un premio del MJDH?
-Sí, y es la primera vez que me presento, porque siempre me sentí inhibido por ser argentino.

Yo veía que era un premio para Brasil, pero, incentivado por el propio Jair y por un amigo que tenemos en común, Marcos Villalobos, con quien tengo un vínculo desde hace varios años, me presenté y resultó que el texto de la crónica “El asado y las sobras de los diputados” fue el ganador.

Yo había mandado otros textos y fue muy grato que ganara este, porque el significado del artículo es la ignominia de una cena en la residencia presidencial de Olivos para festejar que le sacaban plata a los jubilados.

-¿Desde hace cuánto tiempo conoces a Jair?
-En 2007 viajé para la proyección de un documental que hicieron unos amigos de Jair en base a mi libro Deportes, Desaparecidos y Dictadura, en el Memorial de Porto Alegre y desde entonces quedamos en contacto.

En un par de oportunidades lo entrevisté para Página 12 y tenemos una comunicación frecuente y fluida porque él es un referente en derechos humanos.

Siempre digo que los periodistas debemos tener fuentes referentes para un tema y Jair es eso.

Más allá del sindicalismo

-En Porto Alegre me comentabas que conocías el trabajo de la Rel UITA. ¿Qué te conecta con nosotros?
-Primero mi matriz de asalariado y de sindicalista en mi época de trabajador en diarios acá y también estos amigos en común que tenemos por la labor en derechos humanos.

Yo ya tenía a La Rel en el radar porque cuando vos ves que hay una internacional, de los gremios que sea, que interviene en casos de explotación laboral como fue lo del Mundial de Brasil y los Juegos Olímpicos de Rio, uno le pone atención.

Cuando me percato que la Rel UITA es una de las organizaciones que apoyan el Premio Derechos Humanos de Periodismo tomo contacto más directo y con la idea de profundizarlo aún más.

Una democradura

-¿Cómo analizás las acciones del gobierno de Javier Milei en materia de derechos humanos y su discurso negacionista sobre los desaparecidos de la última dictadura?
-Para definir este momento histórico de Argentina dije algo que quizá a algunos no les parece adecuado, y es que la Argentina actual no es una democracia, aunque guarde ciertas formas constitucionales de ejercicio del poder.

No es una democracia porque las políticas de derechos humanos se vienen desmantelando de forma sistemática.

Eso puede no ser muy evidente, porque de trata de un trabajo de hormiga de destrucción.

Se está desfinanciando a organismos que son vitales para mantener la memoria, para la recolección de datos genéticos de familiares de detenidos desaparecidos, el Archivo Nacional de la Memoria y se está promoviendo un ataque público contra estos grupos desde la Presidencia.

Es un retroceso enorme, de una magnitud nunca antes vista, ni siquiera durante el gobierno de Mauricio Macri, de signo similar, se vivió un ataque así.

Lo positivo, en medio de todas las malas, es que, en este aspecto particularmente no nos han vencido.

La ciudadanía ha salido a las calles masivamente a protestar contra los discursos negacionistas y los discursos de odio hacia las minorías, por lo que se puede ver ahí una fortaleza de principios, de sentido, en torno a la lucha que llevaron primero madres, abuelas, luego hijos y familiares, incluso hijos de represores que se han sumado a esta lucha por memoria, verdad y justicia.

No nos han vencido.


Foto: Amalia Antúnez