La industria frigorífica argentina ha tenido la suerte de que China sea hoy en día su principal mercado.
A los empresarios del sector les ha ido muy bien en términos de exportaciones gracias a las gestiones realizadas por el gobierno saliente, pero eso no se tradujo en reconocimiento al trabajador y la trabajadora.
Los que estamos en esto, que registramos cuántos animales se faenan por día, sabemos muy bien lo que ganan y también que no lo reparten como corresponde. Afortunadamente quedan algunos buenos empresarios.
Si bien para la exportación el panorama es altamente positivo, la crisis financiera y social, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios hizo que bajara considerablemente el consumo de carne en el país.
De 63 kilos per cápita al año, los argentinos pasamos a consumir algo más de 50 y ello afectó también al empleo en el sector.
En la industria avícola la situación es más compleja sobre todo en cuanto a las negociaciones paritarias con los empresarios. El 80 por ciento de la producción avícola proviene de la provincia de Entre Ríos y ahí somos fuertes sindicalmente, por lo que auguramos una recuperación del sector.
Habrá que revisar los convenios colectivos de carnes rojas, aves y cerdos, algo que hasta ahora no se hizo porque había otras prioridades ante el ataque del gobierno saliente hacia las conquistas sindicales y laborales.
Supimos resistir una pretendida reforma laboral que entre otras cosas nos iba a obligar a trabajar hasta los 70 años y a partir de ahora tenemos que seguir atentos ante los intentos de los empresarios de quitarnos nuestras conquistas y estar unidos para defendernos entre todos y todas.
Un movimiento obrero unido es fuerte para enfrentar los atropellos que quieran imponernos.
Muchos dejamos la salud y la vida en los frigoríficos, por eso tenemos que buscar las formas de cuidarnos, hacer lo que tenemos que hacer y no matarnos por metas impuestas por las empresas por unos pesos más. El esfuerzo siempre lo hacemos los obreros.
Los trabajadores de la carne hemos recuperado la dignidad. Ya se fue la época en que nos pagaban con dos pesos y medio y un kilo de achuras. Tenemos derechos y conquistas que vamos a defender donde sea y como sea.
Argentina nos necesita ahora más que nunca, por eso desde acá quiero enviar un saludo a Alberto (Fernández) ꟷque ha sabido comerse un asado con nosotrosꟷ y desearle la mejor de las suertes en este enorme desafío de ser el presidente del país.
Que su gobierno sea ejemplar, que cada cosa que haga sea en beneficio de los que menos tienen que son los que ahora más lo necesitan.
No será una tarea sencilla, porque el país está en llamas y siempre que eso sucede los que pagamos los platos rotos somos los trabajadores.
No hay recetas mágicas y por eso tenemos que permanecer atentos: defendamos nuestro trabajo, defendamos nuestros salarios, no regalemos nada porque a nosotros nadie nos regala nada.
Como Federación debemos insistir en el registro de todos los trabajadores y trabajadoras de la industria frigorífica, que tengan sus aportes correspondientes a la previsión social y también en mejorar las condiciones de salud y seguridad en el sector.
La industria frigorífica exige de los trabajadores un ritmo intenso, movimientos repetitivos, alza de cargas pesadas, exposición al frío, etcétera.
Por lo tanto, no solo tenemos que negociar salarios sino exigir que se respeten ciertas condiciones y pausas para que el trabajador pueda recuperarse y no dejar la vida y la salud en el frigorífico.
No quiero ver más a compañeros que cuando se jubilan no pueden disfrutar porque llegan enfermos de tantos años de frío, de estar parados, de repetir movimientos, de cargar más de lo que pueden.
Por esa razón tenemos una jubilación diferenciada que vamos a defender con uñas y dientes porque esto es apenas un aspecto que garantiza un retiro digno para una tarea insalubre y no vamos a permitir que ningún trasnochado nos quite nuestras conquistas.
Necesitamos para eso de todos los trabajadores y trabajadoras y también de la buena voluntad de los empresarios y de políticas de gobierno que nos preserven.
En Villa Carlos Paz, Nelson Godoy | Rel UITA