El rol clave de la dictadura brasileña en la región
Una serie documental que se presentó en el III Foro Mundial por los Derechos Humanos atribuye al gigante sudamericano una influencia decisiva en la coordinación represiva de los años ’70. La opinión de Jair Krischke.
Gustavo Veiga
29 | 03 | 2023
Jair Krischke | Foto: Gerardo Iglesias
La mujer se puso de pie junto a los panelistas que exponían sobre el Plan Cóndor en la ex ESMA. Pidió la palabra y dio un dato clave: “Mientras me torturaban escuché voces que hablaban en portugués”. Haydee Oberreuter es chilena y hasta el 10 de marzo fue subsecretaria de Derechos Humanos del presidente Gabriel Boric.
La dictadura de Augusto Pinochet la persiguió, encarceló y sometió a tormentos que le hicieron perder un embarazo. Participó en el III Foro Mundial de Derechos Humanos en Buenos Aires donde su testimonio reforzó la hipótesis sobre un hecho no demasiado investigado.
El papel fundamental que cumplió Brasil en respaldo al golpe contra Salvador Allende. Su régimen militar liderado por Emilio Garrastazu Médici y en particular su embajador en Santiago, Antonio Cándido Câmara Canto, resultaron piezas decisivas en la caída del gobierno de la Unidad Popular.
Eso trata de explicar una serie documental filmada por un equipo de cineastas que tiene como eje vertebrador el relato de Jair Krischke, referente histórico de los derechos humanos brasileño.
Plan Cóndor, Terrorismo oficial de Estado se presentó en la ex ESMA y aporta testimonios vitales para comprender mejor el rol que cumplió Brasil en su desarrollo y aplicación.
Tanto en el Chile de 1973, como después en el proyecto regional de exterminio de militantes políticos que impuso Estados Unidos en Latinoamérica.
Aunque el trabajo audiovisual todavía no está terminado —tendría cuatro capítulos de una hora y media— se proyectó un tráiler donde aparecen Hebe de Bonafini, Adolfo Pérez Esquivel, la periodista Stella Calloni, autora del libro Operación Cóndor y el propio Krischke, entre otros, como entrevistador y testigo de época.
Hasta ahora la obra se realizó con recursos propios de los brasileños Alexandre Petillo (director), Wagner William (guionista) y Renata Braga (productora ejecutiva).
Los tres acompañaron al dirigente de Movimiento de Justicia y Derechos Humanos ante un público que, en algunos casos, como el de Oberreuter, fue víctima del terrorismo de Estado. Había entre las mujeres y hombres que asistieron a la proyección brasileños, chilenos y argentinos.
Krischke contó que empezaron “el trabajo documental pensando en mostrar al mundo que el creador del Plan Cóndor fue Brasil. Y es importante hablar de esto porque no se habla. El golpe militar en nuestro país ocurrió en 1964 y fue el primero que se dio bajo la doctrina de la Seguridad Nacional. Desde ahí la dictadura extendió su intervención a los países de la región”.
Comentó que “en la reunión de Santiago de Chile en noviembre de 1975 cuando se fundó el Plan Cóndor —y tenemos documentos que lo avalan—, Brasil mandó a dos representantes”.
“Pero se cuidó siempre de no dejar las huellas digitales. Me llevó más de treinta años saber quiénes eran. Se presentaron ahí y se declararon apenas observadores. En nuestros archivos está el acta y los militares brasileños no firmaron la creación del Plan Cóndor. No figuran porque ellos se habían cuidado de no dejar huellas y tampoco confiaban de sus colegas argentinos, uruguayos y chilenos”.
Al momento del golpe contra Allende, el embajador brasileño en Santiago era Câmara Canto. Ésa, su última misión diplomática, se extendió entre 1968 y 1975. El 22 de marzo de 1977 falleció en Río de Janeiro.
Los militares pinochetistas le retribuyeron el apoyo al derrocamiento del gobierno socialista poniéndole su nombre a una calle de la capital trasandina.
Hoy, casi cincuenta años después del bombardeo a La Moneda, en la comuna santiaguina Pedro Aguirre Cerda, la arteria todavía homenajea al cómplice de la dictadura.
Aquel oscuro personaje que se hizo famoso cuando ingresó al exclusivo Club de la Unión, en Santiago, y pocos días después del golpe gritó ante una soldadesca ensoberbecida: “¡Ganamos!”.
Krischke siguió con su relato para trazar una comparación entre su país y la Argentina: “Acá, fíjense —le dijo a su auditorio en la Sala Alicia Eguren de Cooke del Archivo Nacional de la Memoria—, hay una lista de represores, torturadores, asesinos y en Argentina cualquier compañero ya me puede nombrar inmediatamente treinta, cuarenta, cincuenta nombres. Pero en Brasil podemos mencionar a cuatro, cinco, seis hombres…No aparece más que eso”.
El diario chileno La Tercera publicó que el embajador era conocido como “el quinto miembro de la junta”, por su llegada a los cuatro altos oficiales que dieron el golpe: Augusto Pinochet, el comandante del Ejército; César Mendoza, el director general de Carabineros; José Toribio Merino, el jefe de la Armada y Gustavo Leigh, de la Fuerza Aérea.
La influencia de la dictadura brasileña en la región, según Krischke, remite también al rol clave que cumplió en Uruguay.
“Recién ahora investigadores de ese país empiezan a dar cuenta de que el golpe, del que se van a cumplir 50 años el 27 de junio de 2023, fue con una intervención brasileña total”.
Hay una película que yo siempre recomiendo: Estado de Sitio de Costa Gavras, estrenada en 1972. Muestra la presencia de un tipo malvado, Dan Mitrione, el maestro de la tortura y es interesante porque él entra a una cárcel donde de repente aparece al fondo una bandera de Brasil. Los aparatos de tortura llegaban a Montevideo por valija diplomática brasileña. Está en la película”.
La intervención de Câmara Canto en el derrocamiento de Allende está llena de gestos favorables a la dictadura de Pinochet.
Una reseña de su biografía publicada por varios medios brasileños describe: “Además de ser el primer diplomático en reconocer a la junta militar, tomó medidas para liberar un préstamo de emergencia de 100 millones de dólares de Brasil”.
El mismo día del golpe, la embajada que comandaba comenzó a distribuir 70 toneladas de medicinas y alimentos como ‘ayuda humanitaria’. La operación recién terminó el 26 de septiembre”.
El tráiler de Plan Cóndor, Terrorismo oficial de Estado advierte que esa metodología represiva ya se aplicaba desde años antes de la reunión en Chile de 1975.
El referente de los derechos humanos brasileño, que es el hilo conductor de la serie, recuerda que un militante de izquierda paulista, Edmur Péricles Camargo, fue sacado de un avión cuando hizo escala en Ezeiza y se dirigía desde Santiago a Montevideo el 16 de junio de 1971.
“Los argentinos lo entregaron a los brasileños, lo metieron en un avión de la fuerza aérea brasileña y está desaparecido hasta hoy”, concluyó Krischke.
(Tomado de Página 12. Los intertítulos son de La Rel)