De acuerdo a datos actualizados a fines de julio, el 70 por ciento de la población infantil argentina vive en hogares en situación de pobreza.

Alrededor de 1,5 millones de niños se saltean alguna de las cuatro comidas recomendadas, y si no se saltean más es porque 4,5 millones de adultos también renuncian a comer lo suficiente para poder alimentar a sus hijos.

Debido a que “la plata no alcanza”, unos 10 millones de niños argentinos han reducido su ingesta de carne y lácteos.

“La evidencia es contundente: cuando hay problemas de inseguridad alimentaria, hay también dificultades de atención, de aprendizaje, problemas cognitivos y situaciones de estigmatización”, le dijo Sebastián Waisgrais, del área de Inclusión Social y Monitoreo de Unicef, al diario Página 12, que difundió datos del informe.

Por otro lado, una de cuatro familias ha dejado de comprar medicamentos para sus hijos y les redujeron los controles médicos y odontológicos, mientras 9 por ciento se ha borrado de las sociedades médicas prepagas.

“Lo que observamos es que las restricciones de ingresos en los hogares están vinculadas a un contexto más amplio: en lo que va de 2024, en el 15 por ciento de las familias algún sostén perdió el empleo, y el 65 por ciento de ellas se ubica en los sectores de mayor vulnerabilidad”, dijo Waisgrais.

Y concluyó: “si la riqueza se hereda, la pobreza también, pero de una forma mucho más perversa y con formas más graves y difíciles de revertir”. A pesar de eso, es un tema que “no termina de entrar en la agenda pública”.