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Mucha hambre
y poca democracia
Dos lados de una misma moneda
“
La tendencia es que toda la cadena alimentaria
̶
desde la semilla hasta lo que ponemos
sobre el plato
̶
quede en manos de enormes conglomerados transnacionales, con un control
casi monopólico sobre los disƟntos eslabones. Los perdedores en este proceso son los
agricultores, los consumidores y la seguridad alimentaria del planeta.
”
(Cuidar la T(t)ierra. Jorge Riechmann)
El hambre no responde a la falta de alimentos, sino a un modelo agroalimentario
que Ɵene como prioridad el lucro y no la alimentación. Así,
“
quien Ɵene dinero,
come y vive; quien no lo Ɵene, muere. El hambre persistente y la desnutrición
crónica son obra del ser humano. Son el resultado del orden asesino del mundo.
Quien muere de hambre es vícƟma de un asesino
”
.
3
Siderlei de Oliveira
, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores
de la Alimentación (CONTAC
,
Brasil), suele decir:
“
Alimentos
no faltan, si fuera así, ¿se imaginan las colas en
los supermercados y Ɵendas expendedoras? Lo
que falta es Trabajo Decente y más
democracia
”
, enfaƟza.
Y Ɵene mucha razón.
Alimentos hay, pero la
exclusión que padecen
millones de personas les
impide llegar a ellos.
Presta atención
a este dato
de la OIT:
el 45 por
ciento de los
trabajadores
y trabajadoras en el mundo
̶
1.400 millones
̶
“
sobreviven
”
con menos
de dos dólares por día, y una cuarta parte de ellos recibe como máximo un dólar
diario.
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Jean Ziegler, “Los nuevos amos del mundo”
Angel Boligan - Cartonclub