Pese a que las principales misiones de observación electoral, entre otras la de la Unión Europea y de la OEA, ratificaron el resultado y evidenciaron la supuesta transparencia del proceso electoral, Libre y el Partido Anticorrupción (PAC) del conductor de televisión, Salvador Nasralla, denunciaron graves irregularidades que rozan el fraude electoral y decidieron no aceptar los resultados.

En sus informes, las Misiones reconocieron la presencia de dichas irregularidades, como por ejemplo la compra de credenciales de los miembros que integran las mesas de votación  y una campaña electoral muy desigual y por nada transparente, pero consideraron que no alteraban los resultados presentados por los magistrados del TSE.

Paralelamente, varios países de América comenzaron a reconocer a Hernández como el nuevo Presidente de Honduras.

Carlos H Reyes, histórico dirigente sindical e integrante por el STIBYS y la UITA de la Misión de Organizaciones Sociales y Sindicales que observaron las elecciones y el estado de los derechos humanos en Honduras, dijo a La Rel que en este momento es prioritario que el partido reaccione y elabore una estrategia contundente para contrarrestar las políticas nefastas de Hernández.

 

-¿Cuál es tu análisis del proceso electoral que se llevó a cabo en Honduras?
-En Honduras la falta de valores, la violación de los derechos humanos y los atentados contra la vida son constantes y reiterados.

 

Además, se ha impuesto una acelerada reducción del Estado y una entrega desconsiderada de nuestros recursos a los empresarios privados, en el marco de un golpe de Estado que no ha sido superado y que quiere profundizar el modelo neoliberal.

En ese sentido, este proceso ha sido marcado, desde el inicio, por un fraude anunciado, y Libre ha optado por sumarse a las reglas del juego impuestas por estas mismas instituciones desacreditas. Sería ingenuo pensar que estos sectores iban a entregar el poder político y económico así no más.

-¿Fue una decisión acertada?
-No se trata de definir si fue "acertada" o "no acertada", sino resaltar la capacitad que tuvimos de ejercer democracia. La decisión se tomó en una gran asamblea y la inmensa mayoría votó a favor de la vía político-electoral. Ya sabíamos que íbamos a jugar con las reglas del juego del enemigo y no podíamos esperar otra cosa más que esto.

-¿Qué es lo que viene ahora?
-Tenemos a un candidato y a una candidata que se están declarando ganadores, y hay dos partidos, que suman casi el 50 por ciento de los votos, que no reconocen el resultado. Esto evidencia los altos niveles de antidemocracia que hay en el país.

¿Vamos a movilizar a la gente exponiéndola a la represión? ¿Vamos por la vía legal a sabiendas de que las instituciones están totalmente controladas por el Partido Nacional y el mismo Hernández? Nos encontramos en una situación de total indefensión y tenemos que actuar con mucha inteligencia y valor.

 

-¿De qué manera?
-Comencemos a presentar todas las pruebas del fraude, en todas las instancias internacionales, señalando los responsables que son los mismos que dieron el golpe, y que quieren que en Honduras ganen solamente los partidos tradicionales.

-Una situación sumamente difícil...
-Y va a empeorar. A los pobres les están regalando fogones (cocinitas) y a las transnacionales les entregan nuestros recursos naturales, y dejan que nos inunden de maquilas, palma africana y caña de azúcar, precarizando y tercerizando el empleo, militarizando el país.

Además, están tratando de ir más allá de lo que el mismo neoliberalismo ha venido promoviendo, con miras al continente latinoamericano. No se trata de una lucha política entre dos partidos, sino de lucha de clase. Hay  una avanzada sin precedentes de estos sectores, que quieren afianzar el golpe de Estado y contrarrestar la propuesta de un cambio de modelo.

-En febrero se llevarán a cabo elecciones en El Salvador y Costa Rica. La situación que vive Honduras podría afectar dichos procesos?
-No me cabe la menor duda, porque el verdadero propósito es desarticular la región centroamericana del resto del continente, y atacar el proceso de integración latinoamericano, adueñándose de los enormes recursos naturales que tienen nuestros países, reviviendo la experiencia fracasada del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).