La decisión confirma que las estructuras complejas de muchas empresas transnacionales, que utilizan diversas legislaciones y acuerdos ad hoc con los gobiernos para cambiar su carga fiscal, promueven una competencia a la baja con un final injusto, privando a la sociedad de los ingresos fiscales necesarios para mantener los servicios públicos.

EFFAT recuerda  que en el informe “Comida infeliz”, relativo a McDonald’s, ya se denuncian prácticas de elusión fiscal de empresas transnacionales y considera indignante que algunas de las principales compañías paguen menos del 1 por ciento de impuestos sobre el beneficio obtenido, mediante la elección de  regímenes fiscales sin relación alguna con el lugar al que se crea el valor.

Harald Wiedenhofer, secretario general de EFFAT, manifestó que “este es, finalmente, un paso en la dirección correcta”.

“En tiempos de austeridad, cuando se redujeron los salarios y las pensiones, la elusión fiscal no es aceptable, especialmente en los casos en los que algunos estados miembros pueden darse el lujo de reducir su impuesto de sociedades al tiempo que reciben subvenciones de la UE”, dijo.

Las transnacionales como Starbucks “han privado a los servicios públicos de cientos de millones de dólares. Las ganancias tienen que someterse a imposición en aquellos países en los que se generan”.

EFFAT expresó su pleno apoyo a los grupos del Parlamento Europeo que se han enfrentado con los representantes de las empresas transnacionales que se negaron a comparecer ante la comisión temporal especial sobre el fraude fiscal y la evasión.

Este es el momento en que las instituciones deben tomar medidas para garantizar el establecimiento de un sistema justo de tributación de las empresas en toda Europa, haciendo justicia a sus ciudadanos, concluyó Wiedenhofer.