Las deudas de los gobiernos se venden muy baratas en las bolsas de valores, principalmente en la de Wall Street, en Nueva York. Quienes las adquieren de tal manera intentan luego cobrárselas a los gobiernos al valor original o “nominal”.

 

A las empresas que se dedican a tal actividadse las llama buitresen razón de que se parecen a esas aves de rapiña que vuelan sobre animales agonizantes. Obviamente, ellas prefieren que se las mencione de otra manera, y se presentan como cualquier otro “fondo de inversión”.

 

El grueso de los ingresos de los gobiernos proviene del cobro de impuestos, y con esos ingresos gastan en sus actividades, desde la educación y la salud hasta la justicia y las cárceles. Cuando los gastos son mayores que los ingresos se dice que existe un “déficit fiscal”.

 

Para gastar más de lo que recauda en impuestos, el Estado en cuestión tiene dos posibilidades: emitir dinero o endeudarse, por ejemplo emitiendo documentos llamados títulos de deuda o bonos soberanos. Estos documentos se venden a través de bancos o de corredores de bolsa y los gobiernos se comprometen a devolver su valor al cabo de un plazo establecido, que puede variar entre algunos meses y muchos años, y a pagar un interés durante ese período.

 

Hay oportunidades en quelos gobiernos no pueden pagar su deuda al vencimiento del plazo acordado. Allí negocian con los acreedores que compraron los títulos de deuda, iniciando un proceso que se llama de “reestructuración de deudas”. Se trata de lograr un acuerdo para reducir el monto de la deuda haciendo una quita, aumentando el plazo para pagarla y bajando la tasa de interés.

 

En las dos situaciones los documentos que registran la deuda pierden valor en las bolsas. Algunas personas o instituciones que habían comprado esos bonos se apuran entonces a venderlos, ya sea porque precisan el dinero y no están en condiciones de esperar o porque suponen que la desvalorización de la deuda va a aumentar y cuanto antes vendanmenos perderán.

 

Los fondos buitre compran estos títulos baratos y luego tratan de cobrar el valor nominal a los gobiernos. Uno de los ejemplos que ilustran sobre cómo operan estas empresas es el del fondo Elliot Associates. Desde fines de 1995 y hasta principios de 1996, el Elliot compró la deuda de Perú después que se anunciara su reestructuración, con una quita sobre sus bonos soberanos. Lo mismo había hecho en Panamá, donde compró cuando el país finalizaba un acuerdo similar. En ambos casos se negó a participar en la reestructuración de deudas y demandó a los dos gobiernos ante tribunales estadounidenses y europeos.

 

El ejemplo más reciente es el de Argentina. Durante el gobierno del presidente Fernando De la Rúa y con DomingoCavallo como ministro de Economía, el gobierno argentino vendió documentos de deuda por unos 150 mil millones de dólares a devolver algunos años después a una tasa de interés que llegó hasta el 30 por ciento anual.

 

Durante la crisis de 2002 esos documentos se vendían en la Bolsa de Nueva York al 25 por ciento de su valor: un documento que valía mil dólares se podía comprar por 250. Los vendían los que se daban cuenta de que iba a ser muy difícil cobrarle al gobierno argentino, y los compraban los que confiaban en que podrían ganar un juicio, cobrar por el valor nominal y hacer una ganancia de 300 por ciento. El 80 por ciento de la deuda argentina se reestructuró y los que tenían los documentos aceptaron cobrar el 25 por ciento de su valor.

 

Pero otra parte de los acreedores no lo aceptaron e iniciaron juicios en un juzgado de Nueva York. Lograron, tanto en primera como en segunda instancia, que se resolviera que el gobierno argentino debía pagarles por el valor total de los documentos. En base a ese fallo, si el gobierno argentino no negocia con ellos una forma de pago los acreedores pueden pedir el embargo de sus bienes, lo que ocurrió por ejemplo con la fragata retenida en Nigeria.

 

El Banco Mundial estima que más de un tercio de los países que han cumplido los requisitos de sus respectivos programas de reestructuración de deuda soberana han sido blanco de al menos 26 fondos buitre, que han logrado cobrar alrededor de 1.000 millones de dólares en deudas soberanas.

 

Muchos países prohíben que los fondos buitre puedan demandar ante sus cortes el cobro de esas deudas. Pero quedan todavía algunas jurisdicciones, como la Isla de Jersey y las Islas Vírgenes británicas, que aceptan las demandas de los fondos buitre y fallan a su favor, obligando a los gobiernos a pagar lo que estos fondos reclaman.  

 

Para impedir las operaciones de estos fondos sería necesario un acuerdo internacional que los considere ilícitos y prohíba la ejecución de sentencias dictadas en las jurisdicciones que no ratifiquen el acuerdo. Serían acuerdos como los que ya se han logrado para reprimir el narcotráfico, la trata de personas, el lavado de dinero o la evasión fiscal.