-Cuando ATILRA comenzó su medida de fuerza, diferentes medios mostraron fotos de derrames de leche…
-Quiero hacer una aclaración muy concreta y específica: la leche que fue arrojada no tiene que ver con nuestra medida de fuerza, que comenzó a partir de la cero hora de hoy (jueves 23). Fue una medida coercitiva que tomó la empresa Saputo.

Los tamberos protestan porque les han bajado el precio de la materia prima y la empresa no les recibe la leche, en una medida a todas luces extorsiva.

Desde ATILRA comprendemos a la actividad lechera como un todo, por eso nos preocupa la realidad que vive el productor. Los nucleados en APLA (Asociación de Productores Lecheros de Argentina) nos pidieron apoyo porque están en un estado de indefensión total.

Sin dejar de lado el objeto primario que tenemos como organización sindical, que es defender los intereses laborales y profesionales de los trabajadores que nos dan la responsabilidad de representarlos, actuamos en defensa de los intereses del conjunto de la actividad láctea.

Acá están en riesgo de desaparecer los productores tamberos.

-¿La baja del precio de la leche no ha sido compensada con el subsidio que les están entregando a los productores?
-El gobierno nacional efectivamente ha entregado un subsidio que sirve para paliar la situación del productor lechero, pero la responsabilidad de la situación actual es de las empresas lácteas.

La usina láctea no se puede negar a dialogar, como lo está haciendo, con el productor lechero.

Nosotros queremos que a los productores lecheros les vaya bien, fundamentalmente a los pequeños y medianos productores lecheros.

Son ellos los más vulnerables y los que no tienen la fortaleza suficiente como para defender sus derechos. Si alguien no los ayuda en forma solidaria van a desaparecer.

También queremos que las empresas, en este caso Saputo, que es de capitales multinacionales, se comporten teniendo en cuenta los intereses de los productores.

-¿Cuánto se está pagando el litro de leche al productor?
-Depende de los lugares, pero están entre 3,12 y 3,18 pesos.

-¿Se justifica entonces que el precio de la leche en la góndola sea de entre 17 y 18 pesos?
-No, en absoluto. Permanentemente lo hablamos con la industria y con las cadenas de comercialización.

Lo que pasa es que las grandes cadenas de comercialización se quedan con una parte importante de la rentabilidad, alrededor del 20 por ciento, porque negocian con la industria en forma individual.

-¿El Estado no debería mediar en este conflicto?
-En forma libre y democrática puede poner pautas, pero hay cuestiones inherentes a cada sector.

Yo no voy a pedirle al Estado que defienda los intereses profesionales laborales de los trabajadores a los que represento, esa es mi responsabilidad, para eso me han elegido.

La industria, a su vez, tiene herramientas que no utiliza y después hace recaer las consecuencias desea decisión sobre el precio que paga al productor tambero, al cual además no le da explicaciones.