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La carne uruguaya en el asador de las transnacionales
En Montevideo,
Uruguay
OLIGOPOLIO
Gobierno estudia medidas contra la concentración del sector
La carne uruguaya en el asador de las transnacionales
La concentración de la industria de la carne, la segunda en importancia de la economía nacional, preocupa al gobierno uruguayo, luego de que la principal empresa mundial del sector, la brasileña JBS, anunciara su intención de comprar las cuatro plantas propiedad de la también brasileña Marfrig.
La semana pasada, el presidente José Mujica  alertó en una reunión de gabinete sobre la situación de cuasi monopolio que podría generarse en la industria frigorífica en Uruguay y anunció la creación de un grupo interministerial (Economía, Industria, Agricultura y Ganadería y Trabajo) para tratar el tema e intentar impedir la concentración del sector.
De concretar la adquisición de los cuatro frigoríficos de Marfrig, JBS sumaría cinco plantas en Uruguay y tendría una participación del 33 por ciento en la faena de carne, muy por delante de otra empresa brasileña, Minerva, que controla el 8,4 por ciento, según datos del estatal Instituto Nacional de Carnes.
JBS ya había tiempo atrás comprado a Marfrig una de las principales curtiembres del país, Zenda, y alquila parte de las instalaciones de otra.
En sus cuatro plantas Marfrig emplea a algo más de 3.000 trabajadores.
El gobierno pretendería evitar que un solo grupo, en este caso la trasnacional brasileña, pudiera controlar toda la cadena cárnica, y estaría estudiando medidas para asegurar que todas las curtiembres instaladas en el país y que procesan cueros vacunos accedan a cuotas de mercado.
Pero no habría en el Ejecutivo unanimidad en cuanto a la política a seguir y existirían diferencias en cuanto al grado de intervención que debe asumir el Estado para evitar la concentración del sector.
La industria frigorífica uruguaya, la segunda del país, después de la de granos, ya es de hecho mayoritariamente brasileña, como lo son otros sectores, por ejemplo el de la bebida, donde las empresas nacionales van reduciendo su número  año a año.
Hasta hace pocos días, una de las plantas de Marfrig en Uruguay, el frigorífico de la localidad de Tarariras, en el departamento de Colonia, permaneció ocupado por sus trabajadores.
 
Los obreros de Tarariras protestaban por los escasos niveles de faena de la planta, que contrastaban con los que se registraban en los otros tres frigoríficos del grupo en el país, y reclamaban poder trabajar.
 
La falta de actividad hizo que los trabajadores del frigorífico estuvieran durante la mayor parte del año pasado cobrando el seguro de desempleo y percibiendo ingresos inferiores el salario mínimo.
 
Nuestro Sindicato, ALPEC; es uno de los que tiene mejores condiciones de trabajo, uno de los mejores convenios colectivos dentro del grupo (…) y la empresa pretende quebrar económicamente a los trabajadores para que endeudados aceptemos una rebaja salarial y renunciemos al convenio colectivo, lo cual significaría también el desbaratamiento de la organización sindical”, dijo a mediados de julio a La Rel el presidente de ALPEC, Fernando Aguiar.
 
La ocupación concluyó el 23 de julio, luego de un acuerdo entre la empresa y el gremio.
 
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Foto: Gustavo Villarreal
 
Rel-UITA
29 de julio de 2013