
Para los empleados de la cocina -13 hombres y 2 mujeres- representaba una cuantía de 118,42 euros al mes. Para los que trabajaban en los bares -21 hombres y 6 mujeres- el plus era de 168,19 euros. Las camareras de pisos -43 empleadas, todas mujeres- recibían un complemento de 10,37 euros.
Estas últimas iniciaron la batalla en el 2008 pero la empresa no atendió sus demandas. Solicitaron la intervención de la Inspección de Trabajo, que informó favorablemente para sus intereses, pero la empresa no atendió las exigencias y el sindicato UGT acudió a los tribunales.
En julio del 2012 el juzgado de lo Social de Las Palmas falló a favor de las trabajadoras e impuso una multa de 25.000 euros a la empresa por “discriminación en materia de remuneración por razón de sexo”.
La empresa recurrió apelando a su “libertad constitucional” para dar este plus a quien quisiera, además de alegar que los empleados en bares y cocinas necesitaban más formación.
Se dejaba caer así que para trabajar en el bar era bueno saber idiomas, a lo que las camareras de piso replicaron que también ellas hablaban con los huéspedes.
La obligación de formación no justifica “tan abrumadora diferencia salarial”, dijo el Tribunal Superior de Justicia de Canarias en su sentencia de mayo del 2013, que desestimó el recurso y condenó a la empresa a pagar las costas. Esta llevó el caso al Tribunal Supremo que volvió a dar la razón a las empleadas en mayo del 2014.
“Estuvimos bastante unidas y nuestros compañeros entendieron el problema. También hubo presión de otras plantillas porque es algo que afecta a todo el sector en Canarias”, señala Suárez.
La empresa accedió a negociar tras la última condena, pero el resultado fue que a ellos se les reduce el plus a medida que a ellas se les sube. Todos tendrán un plus de unos 70 euros pero en cuatro años.