“Cuando derrocan a Salvador Allende y la dictadura chilena se torna virulenta, Belela, que en ese entonces residía en Santiago porque su marido era embajador uruguayo en ese país, por iniciativa propia comenzó a recoger en su pequeño automóvil a exiliados políticos de diversas nacionalidades y a distribuirlos en las diferentes embajadas para garantizar y salvar la vida de esas personas”, recuerda Jair.
Otro de los episodios importantes de la actividad de Belela Herrera en defensa de los derechos humanos es su participación, junto al diplomático sueco Harald Edelstam, en el salvataje de otros exiliados que estaban hacinados en el Estadio Nacional de Chile, que por tiempos de la dictadura de Pinochet funcionaba como una cárcel a cielo abierto de la cual muy pocos salían con vida.
“Belela va al Estadio Nacional con Edelstam para negociar la salida de un grupo de detenidos, entre ellos, uruguayos, brasileños y argentinos, en un verdadero acto de bravura.
Mucho se habla de la actuación del embajador sueco, que sin dudas fue extraordinaria, pero creo que se debe hacer justicia con la actuación de Belela en ese mismo episodio de nuestra historia reciente”, declara Jair.
Según el activista, este hecho llamó la atención de las Naciones Unidas (ONU), que no tenía representación local del Alto Comisionado para Refugiados (ACNUR) en Chile, y rápidamente le ofreció a Belela Herrera incorporarse inmediatamente al trabajo con la ONU para continuar salvando vidas.
“Ahí comienza su trayectoria en el campo de los derechos humanos, que fue importantísima y es en esos tiempos que la conozco. Claro que yo sabía de la existencia de ‘la uruguaya’ pero aún no la había conocido personalmente. Ya ni recuerdo el año en que la conocí, pero sí la alianza que mantuvimos en el trabajo de defensa de la vida en esos tiempos de dictaduras en el Cono Sur”, evoca.
Krischke recuerda también que se reunió varias veces con Belela en la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados de América Meridional en Buenos Aires.
“Allí coordinábamos acciones y trabajos sobre los refugiados, y lo que te puedo decir es que existen personas que realizan bien su tarea, que logran una proyección y alcance internacional, y existe Belela Herrera”.
Jair dice que Herrera es una mujer de complexión pequeña y aparentemente frágil por fuera pero valiente y de tal grandeza interior que no se puede dejar de admirarla.
“Creo muy oportuna la actitud del gobierno uruguayo de homenajear a Belela con un sello, pero me parece que debe ser apenas el inicio de un homenaje mayor.
Tengo la impresión de que hay una gran mayoría de uruguayos que desconocen la labor de esta mujer notable.
Aplaudo este puntapié inicial porque el sello despertará al menos la curiosidad de conocerla pero apoyo e incentivo a alguna iniciativa de homenaje más global”, finalizó.
María Bernabela Herrera, más conocida como Belela, nació en Montevideo.
Es Licenciada en Sociología por la Universidad de Chile desde 1973, año en que el general Augusto Pinochet dio el golpe militar, trabajó en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Argentina, México, Perú, Brasil y Chile así como en países del Caribe.
Fue subdirectora de la División de Derechos Humanos en una misión de Naciones Unidas en El Salvador y trabajó como observadora de derechos humanos en Haití, Más tarde ejerció de observadora internacional en las primeras elecciones sudafricanas.
En el 2005 llegó a ser vicecanciller de Uruguay acompañando al canciller Reinaldo Gargano.