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Clamu promueve webnario en el marco de la campaña regional 16 días de Activismo

Paso a paso

Este 8 de diciembre, el Comité Latinoamericano de Mujeres de la UITA (Clamu) realizó un webnario en el marco de la campaña de los 16 días de Activismo contra la violencia de género y por la promoción de los derechos humanos que se extiende del 25 de noviembre al 10 de diciembre.

Amalia Antúnez

12 | 12 | 2022

La utopía está en el horizonte, camino dos pasos,
ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Entonces ¿para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar.
(Las palabras andantes-Eduardo Galeano)

En su tercera edición, la campaña moviliza a cientos de trabajadoras y trabajadores de organizaciones afiliadas a la Rel UITA con el objetivo de visibilizar la problemática de los diversos tipos de violencia hacia las mujeres, y a su vez promover los derechos y la inclusión del colectivo LGBTI en los ámbitos sindicales y laborales.

Participaron del encuentro como expositores, la psicóloga social María Elena Galeano, de Argentina, el juez laboralista André Cavalcanti, de Brasil, y Mónica Cáceres, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Córdoba (STIA).

Los ejes temáticos fueron empatía, trabajo decente para la comunidad LGBTI y violencia institucional, todos temas que atraviesan la labor sindical.

A medida que se sucedían las exposiciones, las y los participantes pudieron interactuar planteando dudas y preguntas que enriquecieron el debate.

Más allá de las modas

“La empatía ̶ tan de moda en estos tiempos ̶ es la capacidad de ponerse el lugar del otro, pero, cuidado porque en los ambientes sindicales, donde el machismo todavía impera, si se es empático en exceso puede ser un problema”, advirtió Galeano, encendiendo el interés de los presentes.

Para la especialista, lo importante es saber dosificar la empatía para que esta no se confunda con debilidad.

“En los ámbitos como el sindical, tan masculinizados, las mujeres deben saber poner sus límites, porque eso les permitirá ocupar otros espacios”, afirmó.

Cavalcanti, juez del Trabajo, director de Derechos Humanos de la Asociación de los Magistrados del Trabajo (AMATRA) y miembro del Comité de Equidad de Género, Raza y Diversidad del Tribunal Regional del Trabajo iba a presentar una exposición sobre trabajo decente para la comunidad LGBTI.

Pero la persona que lo precedió lo conmovió a tal grado con su exposición se desvió por un momento del guión.

“Como persona LGBTI entiendo exactamente de qué se trata cuando la licenciada Galeano habla de empatía en exceso”, dijo claramente emocionado André.

“Cuando crees que por ser homosexual vas a defraudar a tus padres, a tu familia, entonces intentas agradar a todos, hacer todo por los demás, como si eso supliera el supuesto ‘defecto’ con el que naces y eso te vuelve muy vulnerable. De ahí la importancia de tener claro esto”, aseguró.

A pesar de você…

El magistrado señaló que en materia de derechos para las personas LGBTI, en Brasil se ve un avance, a pesar de que el país ha tenido en los últimos años gobiernos de extrema derecha, como el actual de Jair Bolsonaro.

“Hemos logrado poner el tema en el tapete, falta muchísimo todavía pero nunca como ahora habíamos escuchado tanto sobre este tema”, dijo.

André recordó el proyecto de la OIT sobre el derecho al trabajo decente para las personas LGBTI (PRIDE) y su accionar en Brasil y también sobre el inmenso desafío que representa la inserción laboral de las personas trans.

“Aquí, la expectativa de vida de las personas trans, sobre todo de las mujeres trans es de 35 años, y la falta de políticas públicas o programas que atiendan a esta población hacen que la mayoría termine ejerciendo el trabajo sexual como salida laboral”, explicó.

Para él, el papel de los sindicatos en la protección de los derechos de las personas LGBTI en los lugares de trabajo es fundamental.

“Los sindicatos tienen el deber de abrir sus puertas para quienes sufren acoso, prejuicio y agresión, ofreciendo asistencia jurídica y seguimiento, incluido el psicológico, cuando fuere necesario”, subrayó.

Tal como lo consigna la OIT, el trabajo decente es un derecho de todo trabajador y trabajadora y se define como la garantía de una actividad laboral en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana.

“Sabemos que en América Latina y en las regiones más pobres del planeta todavía estamos lejos de un ideal de trabajo decente para cualquier ser humano, no apenas para la comunidad LGBTI. Que persisten prácticas de explotación, discriminación e inequidad, pero paso a paso vamos avanzando”, dijo.

La última intervención estuvo a cargo de nuestra querida compañera Mónica Cáceres, que habló sobre las dificultades que enfrentan las mujeres y sobre las violencias que sufren dentro de sus lugares de trabajo pero también dentro de sus organizaciones sindicales.

“Nos ha tocado enfrentar la discriminación, el acoso y la falta de respeto no solo por parte de nuestros superiores hombres, también nos pasa con compañeras mujeres lamentablemente”, señaló.

Las cuotas no bastan

La dirigente, activa integrante del Clamu, enumeró los logros que han tenido las mujeres dentro del movimiento obrero argentino, pero también apuntó que muchas están en las listas de las directivas porque en su país hay una ley de cuotas que garantiza un 30 por ciento de participación de la mujer.

“Nunca traspasamos ese 30 por ciento y somos muy pocas las que accedemos a cargos de directiva”, lamentó.

Mónica destacó que recientemente la FTIA, de la cual forma parte su sindicato firmó con el Ministerio de Trabajo y las Cámaras empresarias del sector de la alimentación un protocolo de actuación para el abordaje, la prevención, orientación y erradicación de la violencia y el acoso en el ámbito laboral.

“El protocolo se basa en los principios del Convenio 190 de la OIT ya ratificado por Argentina y busca ser una herramienta en la lucha contra la violencia y el acoso laboral. Sabemos que no será fácil implementarlo, lo vivimos a diario, es tanto por lo que pasamos que muchas veces queremos bajar los brazos”, dijo.

“Afortunadamente tenemos espacios como este del Clamu que nos permiten aprender y también exteriorizar lo que nos pasa como mujeres. La violencia a la que estamos expuestas y la necesidad de encontrar estrategias para cambiar esta realidad, para no dejar de luchar, para seguir caminando”, finalizó.

Macarras de la moral

Antes del cierre, Gisele Adao, vicepresidenta del Comité Mundial de Trabajadores LGBTI de la UITA, envió una foto tomada en el baño de la empresa frigorífica donde trabaja.

“Gays y lesbianas aquí no, son contra los mandamientos de dios…arrepiéntanse, queda poco tiempo”, escribió alguien en la puerta.

Como dice aquella canción de Joan Manuel Serrat: “los macarras de la moral van de salvadores anunciando apocalipsis, sabedores de que el miedo nunca es inocente. Si no fueran tan temibles, nos darían risa, si no fueran tan dañinos, nos darían lástima”.

Pero lo son, y por eso es tan importante luchar por cambiar algunos paradigmas, por educar en equidad y respeto, por tejer alianzas que permitan construir desde el diálogo social un mundo menos desigual y más justo para todos y todas.

El movimiento obrero y sindical tiene un rol primordial en este proceso, y aunque lento seguimos avanzando. Paso a paso.