Estudiante de agronomía a punto de recibirse, Picado preside la Federación Ecologista Nacional (Fecon) desde hace seis meses, una organización que cuenta con 17 organizaciones afiliadas en todo el país y que no cesa en su combate contra un modelo agrícola depredador, que mira hacia afuera y beneficia a un grupo reducido de corporaciones transnacionales.
-¿Cuándo se creó la Federación?
-En 1989. Lleva 30 años trabajando en diferentes temas, especialmente en luchas ambientales.
En los años 70 y 80 el Estado se involucra en el tema de la conservación de territorios, muy al estilo norteamericano, sacando a la gente de las áreas de conservación, para supuestamente resguardarla. Los campesinos quedan entonces entre la espada y la pared.
Esta propuesta se da al mismo tiempo de la expansión de monocultivos, como la caña de azúcar, el banano y el café.
La Federación ha venido trabajando contra la expansión de los monocultivos, el uso intensivo de agrotóxicos y el acaparamiento de tierras.
Según el Censo Agropecuario, la concentración de la tierra ha ido aumentando. Las propiedades de más de 500 hectáreas, pertenecientes a empresas, son las que ahora dominan el campo costarricense.
-También han abordado el tema de la liberación de los transgénicos.
-Sí.
Estamos presentes dentro de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad, un ente gubernamental, pero allí siempre perdemos las votaciones dos contra ocho. Las empresas pesan mucho más.
Hasta la fecha todos los eventos transgénicos han sido admitidos por ese ente, salvo el maíz. Se intentó liberar en 2012 y 2013, cuando se dieron grandes movilizaciones a nivel nacional para defender el maíz orgánico.
-Desde el exterior, se vende a Costa Rica como un país que defiende el ambiente, su selva, sus ríos, el ecoturismo, pero la realidad es otra.
–Costa Rica tiene un marketing bien diseñado para venderse como país verde, pero hay infinidad de incentivos y de excepciones fiscales a las empresas del agronegocio.
La agricultura de pequeña escala es de ensayo, de resistencia, pero no tiene ningún apoyo gubernamental y es sistemáticamente atacada.
La imagen verde es artificial, tiene que ver con las áreas silvestres protegidas, pero sin gente, no por el espíritu de conservación de hábitat, sino para guardar este recurso natural para ocuparlo después.
La legislación ambiental va hacia eso. Recientemente se aprobó una ley que abre una de las áreas silvestres protegidas para hacer una gran represa en el Parque Nacional, la quieren inundar para hacer un embalse y llevar canales de riego y de esta forma incrementar las áreas de caña, arroz, melón, en la zona de Guanacaste.
El megaturismo está a su vez vinculado a la industria de los hoteles de gran escala, y se ha beneficiado de la privatización de áreas públicas como las playas.
Costa Rica siempre ha impulsado incluir todo el espectro de la naturaleza en los mercados financieros.
Lo hizo cuando se discutió la Convención Marco de Cambio Climático, mientras en el país se multiplican los afectados por los agrotóxicos, como la triste historia del Nemagón (DBCP), que perjudicó a 14 mil personas causando la esterilización de hombres y mujeres.
-Ahora se está ante una emergencia ambiental debido a la contaminación por agrotóxicos, ante la cual el Estado se desentiende…
-Especialmente en la piña, por el uso del herbicida Bromacil. Se ha encontrado este agrotóxico en numerosos acueductos comunitarios y han debido cerrar y dejar de abastecer de agua a sus comunidades.
El Estado les ofrece camiones cisterna para que no tomen el agua contaminada, sacando dinero de sus arcas.
-¿El producto se sigue utilizando?
-Sí, las empresas lo usan con total impunidad, y no invierten para recuperar los mantos acuíferos o hacer otras captaciones de agua.
-Está también la incidencia de enfermedades como la Insuficiencia Renal Crónica en los cañaverales.
-Le sacan la culpa a los agrotóxicos y a las empresas cañeras y el Estado sale diciendo que es un tema de altas temperaturas.
Nosotros creemos que hay una relación directa entre el uso del glifosato y la Insuficiencia Renal Crónica. Hay evidencias científicas que lo relacionan, pero en el país se insiste en negarlo.
Nuestras organizaciones sociales se encuentran acorraladas, amenazadas y estigmatizadas, cualquier cosa que toque los intereses empresariales es inmediatamente callada.
-Y existe un cerco mediático…
-Los grandes señores del agronegocio controlan a los medios de comunicación. En términos políticos se puede decir que hay influencia entre empresas y gobiernos a la hora de repartirse el poder.
No hay ningún presidente de la República que no haya tenido el visto bueno de las empresas del agronegocio de las bananeras, de las cañeras y piñeras. Cuando algo no les gusta, lo sacan.
El año pasado un funcionario de alto rango del Ministerio de Agricultura intentó controlar el narcotráfico en el empaque de las piñas que van hacia Europa. Lo sacaron inmediatamente.
Hoy el gran escándalo a nivel internacional es la gran cantidad de piña que hay en Europa con cocaína, procedente de Costa Rica.
Las organizaciones sociales debemos tener precaución porque existe evidencia de que estas empresas relacionadas con el narcotráfico utilizan la violencia para callar este tipo de evidencias, y el Estado nada hace.
El Ministerio de Agricultura dijo que revisa todos los contenedores de piña y que no ha encontrado ninguna irregularidad, que la cocaína viene de otro lado. El Estado encubre el crimen organizado.
-¿Con qué aliados cuentan ustedes?
-Los aliados son organizaciones comunitarias que se dedican a cuidar las fuentes de agua, como las Asociaciones de Acueductos Comunales.
También tenemos aliados importantes en el sector académico que generan mucha investigación y nos orientan.
Otro aliado estratégico son los trabajadores y trabajadoras del sector, que al mismo tiempo sufren las consecuencias directas de la contaminación y la sobreexplotación y no están dispuestos a hipotecar el futuro de sus familias.
Participamos en el II Encuentro de Afectados y Afectadas por el Agronegocio, hicimos una radiografía de lo que está pasando en la palma, la piña, la caña, el banano y el café. En este encuentro (donde la Rel-UITA participó) se determinó denunciar la impunidad ambiental y delictiva de estas empresas, alimentada por estructuras estatales.
-La Rel-UITA y la Fentrag van a elaborar un documento en donde se diga “¡Basta de piña!” por las mismas razones que ustedes señalan. ¿Ves importante crear sinergias para trabajar de manera conjunta?
-Sí, es un reto crucial. También se debe tener claridad política, porque no todos los que dicen ser aliados lo son. Hay toda una movida importante para tratar de lavar la cara a los agronegocios y darles un rostro humano, por ejemplo con las certificaciones.
También hay que hacer algo con las certificadoras, desnudarlas, porque ninguna es confiable.
-¿Qué piensas hacer cuando te recibas? Porque los agrónomos se reciben y se convierten en vendedores de agrotóxicos…
-(Sonrisas). Es una lucha muy difícil en la facultad, porque toda, de alguna forma, está cooptada por el agronegocio y las autoridades han hecho lo posible para que nada de todo esto, de los problemas que hemos enunciado se escuche.