-¿Cómo empezó el sindicato?
En agosto de 2016 notificamos a Alimentos Cárnicos la formación de base de nuestro sindicato Sinaltrainbec.
Empezamos con 16 compañeros y hoy somos 71 sobre las 500 personas que trabajan en Bogotá. A nivel nacional la empresa emplea a unos 2.480 trabajadores y trabajadoras.
-¿Cuáles son sus principales reivindicaciones de cara a la renovación de la Convención Colectiva, en agosto?
-Básicamente tienen que ver con cuatro rubros: unificación de salarios, contratos a término indefinido, régimen disciplinario y manual de funciones.
Hay empresas del mismo grupo empresarial que producen menos, generan menos ganancia y pagan salarios mayores a los que cobramos nosotros, que generamos más ganancias.
Y la empresa está dividiendo a los trabajadores: a los que firmaron en diciembre de 2019 un pacto colectivo les incrementó un 6 por ciento el salario y un 10,5 los beneficios adicionales. A nosotros, los de la convención colectiva, nos subieron el 4,8 por ciento los salarios y el 5 los beneficios adquiridos.
-Y hay más atropellos…
-Sí. A la empresa Cunit, en Barranquilla, la cerraron en septiembre pasado con excusas poco creíbles y de manera arbitraria. Los trabajadores fueron citados a un almuerzo en un hotel y ahí les tenían la finalización del contrato. Fueron despedidos 200 trabajadores y entre ellos había 11 sindicalizados pertenecientes a Sintracarnes.
Alimentos Cárnicos trabaja como tal para la marca Zenú. Esta marca tiene su sede en Barranquilla y produce lo mismo o menos que las referencias de embutidos que nosotros hacemos en Bogotá, pero paga entre 35 y 40 por ciento más en salarios.
-¿Por qué sucede eso si Zenú pertenece, como ustedes, al Grupo Nutresa?
-En Zenú hay pocos sindicalizados, alrededor de 30, y ya no contratan más bajo ese nombre sino bajo el de Alimentos Cárnicos. Un compañero solicitó cambio para Barranquilla y le contestaron que lo contrataban como Alimentos Cárnicos, con lo que perdía todos los beneficios.
Nutresa es muy hábil haciendo jugadas, moviendo piezas. Lo hace en todos los países en que está implantada, como Panamá, Chile, Estados Unidos.
La justicia colombiana ha resuelto la unión de las distintas empresas del grupo, pero ellos han logrado hasta ahora burlar esa disposición para negar beneficios a sus trabajadores. En Colombia tiene 32 empresas distintas.
Las 200 personas despedidas en Barranquilla tenían un contrato a término fijo. Luego contrataron a 70 temporales. Sacaron a todos los conductores y transportadores y crearon una empresa de fachada para hacer esa labor.
Alimentos Cárnicos está compuesta de seis empresas, por eso ellos hablan de 2.480 trabajadores y dicen que no pueden otorgar lo solicitado por nosotros, porque también tienen convenios y convenciones colectivas firmadas con otros sindicatos.
Es un gran problema en Colombia: la ley 50 ha llevado a que se formen muchos sindicatos que son minoritarios y carecen de poder de negociación.
GC– Entre el 60 y el 65 por ciento de los afiliados al sindicato de la Subdirectiva Bogotá están con contrato a término fijo a un año. Hasta ahora no han dicho que los van a despedir, pero tememos que lo hagan.
En los pliegos de peticiones que presentamos, el primer punto es siempre los contratos a término indefinido.
Ellos dicen que harán un estudio, una evaluación de desempeño, pero es evidente que si un trabajador con diez años de antigüedad estuvo tanto tiempo en la empresa no necesita evaluación de desempeño.
Llevamos desde 2016 haciendo esa petición y sólo le han cambiado el contrato a indefinido a un muy pequeño número. Hay trabajadores con 10 años de servicio y todavía tienen contrato a término fijo.
-¿Cuál es tu denuncia, Leonardo, respecto al régimen disciplinario y al manual de funciones?
LA– Respecto al régimen, que no hay garantías para el trabajador de que se respeten sus derechos.
El manual también es un tema importante, porque a la gente no le están respetando sus labores: la envían de un lado para otro, y a hacer trabajos que no se encuentran dentro del contrato.
-Si un operario está en una máquina y le dicen de ir a operar otra, ¿la empresa le dicta la capacitación previa?
-No, la capacitación es realizada por los mismos compañeros. Lo llaman “apadrinaje”, término que se inventaron: el “padrino” le hace el seguimiento al “ahijado” y eso ha generado problemas personales entre los trabajadores.
-¿Ha habido accidentes laborales en esos “apadrinajes”?
-Por supuesto. Al momento en que se presenta un accidente, miran la manera de culpar a la persona que enseña o a la que está operando la máquina, pero nunca se hacen responsables ellos.
Nosotros hemos solicitado que hagan un Manual de Funciones para cada cargo.
Las denuncias que pueda hacer la UITA a nivel internacional pueden ayudarnos mucho para lograr que la empresa pare con estas actitudes.
En Bogotá, Alexandra Muñoz