El país atraviesa una profunda crisis económica y social generada por políticas neoliberales que han favorecido la concentración de las riquezas y la transferencia de recursos desde los sectores productivos a la especulación financiera.
La desocupación, la subocupación, la pobreza y el hambre son las consecuencias de este modelo económico que llevó el consumo y la inversión a niveles mínimos, desprotegiendo a la industria nacional comercial y financieramente.
Los trabajadores, una vez más, hemos sido castigados con despidos, suspensiones, caída del poder adquisitivo, adelantos de vacaciones, procedimientos preventivos de crisis, despidos encubiertos y el desfinanciamiento de sus obras sociales.
Nos hacen pagar el costo de una crisis que no generamos y de la cual somos sus principales víctimas.
Los sectores más desprotegidos de la población hoy pasan hambre, esta es una situación que no podemos tolerar y a la cual comprometemos nuestra ayuda.
Necesitamos cambiar este modelo, para lo cual consideramos fundamental garantizar nuestro compromiso democrático contribuyendo a la construcción de políticas que promuevan el bienestar general y respondan a la necesidad de las grandes mayorías populares.
Es indispensable reconstruir el tejido social con producción, empleo, salarios dignos y una justa distribución de las riquezas generadas.
Por una sociedad solidaria, inclusiva y equitativa.