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Apicultores reclaman indemnización por muerte de abejas y regulación del glifosato

Uruguay fumigado

El centro de Montevideo se llenó de apicultores que con sus equipos de trabajo y colmenas manifestaron pidiendo sanciones a las empresas y agricultores que usan agrotóxicos de manera indiscriminada y una indemnización por la mortandad masiva sus abejas.

La apicultura ocupaba tradicionalmente en Uruguay a centenares de familias que colocaban el grueso de su producción, de alta calidad, en mercados de alta exigencia, como los europeos.

Pero el uso intensivo de agrotóxicos en la agricultura fomentado por el modelo productivo terminó generando una mortandad masiva de abejas y contaminando la miel.

Hoy el país exporta unas 4.000 toneladas anuales de miel, para una producción de 10.000 toneladas que excede con creces la demanda interna.

Alemania, que compraba el 90 por ciento de la producción uruguaya, dejó de hacerlo al detectarse trazas de glifosato.

“La uruguaya era de las mejores mieles del mundo, y hoy en día compite con las mieles chinas y otras mieles adulteradas. Nuestro modelo productivo nos ha puesto en jaque. La colmena es el motor de la producción: sin abejas no hay manzanas ni praderas”, denunció Ulises Caballero, un productor, en declaraciones a Montevideo Portal.

Cada año, desaparece el 30 por ciento de las colmenas por este problema. Los apicultores intentan recuperarlas pero ya no es rentable.

Sacábamos 40 kilos de miel por colmena, y actualmente sacamos escasos 17 kilos”, señaló.

15 toneladas anuales menos por colmena

“Muchos productores tienen miel y la quieren vender pero no hay compradores. El que vive de esto ya no tiene de dónde sacar”, dijo otro productor al canal 10 de televisión.

Y un tercero recordó que en zonas del país donde se producían hasta 50 kilos de miel por colmena hoy se llega a un máximo de 35.

Caballero enfatiza que si Uruguay pierde a las abejas “deberá olvidarse de la producción que viene de la semilla. Lo que crece de la semilla precisa de la polinización, y sin abejas no la hay”.

Adulteración

El sector apícola uruguayo, que hasta hace poco se jactaba de ser “natural”, sufre además la competencia de mieles adulteradas con fructosa o sintéticas, provenientes sobre todo de China y también de otros países asiáticos y del este de Europa.

Esa producción ha inundado los mercados de los países industrializados y hundido los precios.

El Consejo Agropecuario del Sur, un foro integrado por los ministerios de Agricultura de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, presentará al respecto un documento ante la Federación Internacional de Asociaciones de Apicultura, que desarrollará próximamente en Bruselas su congreso mundial.

Ninguneo

El martes 2 por la tarde decenas de apicultores rodearon la sede del parlamento y enviaron a una delegación para reunirse con la Comisión de Ganadería y Agricultura de la cámara de Diputados, que está tratando un proyecto de ley para limitar el uso de agrotóxicos.

Debieron sin embargo esperar más de una hora y media para ser recibidos por los diputados y durante poco tiempo, mientras los “defensores del agronegocio tuvieron todo el tiempo necesario para explayarse”.

En la cámara, reclamaron sanciones por el “mal uso” de plaguicidas, la prohibición de algunos productos y una indemnización de 30 dólares por colmena afectada por la contaminación.

Y se quejaron de que ninguna empresa responsable de la contaminación de sus colmenas haya sido hasta el momento sancionada.

Fuera de agenda

Los productores tienen alguna esperanza de soluciones parciales tras la reunión de la semana pasada de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA), que reúne a sus organizaciones y a delegados del Estado.

Walter Bonilla, integrante de la Comisión Nacional de Fomento Rural y representante de los productores en la CHDA, dijo que el gobierno está estudiando controlar con mayor severidad el uso de agrotóxicos y fomentar la producción para exportación de mieles fraccionadas, para colocarlas en góndolas de supermercados, y de otros derivados, como propóleos y apitoxina.

“Eso sería muy bueno. La apicultura nacional tiene una producción chica en relación a los datos del comercio internacional. Es una cuestión a estudiar, pero creo que la cadena de producción es capaz de hacerlo”, declaró al diario La República.

Pero también sostuvo que una multiplicidad de organismos públicos, desde el Instituto Nacional de Investigación Agrícola hasta las facultades de Agronomía, Veterinaria y Ciencias de la Universidad de la República deben coordinarse para pensar soluciones de fondo.

Ninguno de los problemas que aqueja al sector se resolverá de manera durable si no se cambia un modelo agrícola extensivo basado en el monocultivo y el empleo de insecticidas y herbicidas incompatibles con esta producción, dijo.

Y eso no está en la agenda de gobierno alguno de la región.