Por el otro, la ministra del Ambiente, Segolene Royal, pidió al gobierno que promueva la creación de una “banda de seguridad” libre de pesticidas en un entorno de 200 metros alrededor de escuelas y liceos.
Pero de inmediato la FNSEA (la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas, el organismo que reúne a la mayoría de los empresarios del sector) comenzó a movilizarse y hacer lobby ante la cámara de Diputados (que tiene que ratificar o rechazar la decisión del Senado) y ante el gobierno para dejar sin efecto esas resoluciones.
“La presión de la FNSEA es enorme”, dice François Veillerette, portavoz de Générations Futures (Generaciones Futuras), una asociación que promueve una campaña en favor de la delimitación de zonas libres de pesticidas.
En menos de una semana, al 28 de junio, más de 91.000 personas adhirieron en Internet a esa campaña.
“La demanda de zonas no tratadas con pesticidas es tanto más legítima cuanto hay estudios científicos que demuestran que la exposición a agrotóxicos puede causar patologías severas, sobre todo en niños y fetos”, dice la declaración.
El ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, ha sido sin embargo sensible a las presiones de los agricultores. En recientes declaraciones, dijo que “de ninguna manera se prohibirá la utilización de pesticidas a 200 metros de las viviendas, puesto que ello podría concernir a gran parte de la superficie agrícola nacional”.
El ministro acepta prohibir el uso de pesticidas dentro de las escuelas y jardines de infantes y en los parques públicos. No más.
Pero los habitantes de las zonas en que esos agrotóxicos son habitualmente utilizados denuncian que son pulverizados hasta en sus jardines, sin que quienes encargan y realizan las fumigaciones respeten ninguna de las consignas de seguridad adoptadas por la Unión Europea.
Vecinos de 17 regiones francesas hicieron llegar a las autoridades estatales testimonios que dan cuenta de efectos sobre la salud de los pobladores fumigados.
Denuncian en particular afectaciones oculares y respiratorias, y Générations Futures cita en el documento que fundamenta su campaña estudios internacionales que reportan consecuencias sanitarias aún más graves del “uso irresponsable” de pesticidas, como algunos tipos de cáncer.