-¿Cuántas trabajadoras integran la Asociación?
-Estamos en etapa de convocatoria. Por ahora, somos 30. Ayacucho es una de las regiones más pobre de Perú, falta trabajo y cuando encuentras un empleo los salarios son bastante bajos.
Al igual que en otras regiones del país, en Ayacucho la mayoría de las trabajadoras del hogar son muy jóvenes. Migran de sus provincias natales por falta de oportunidades laborales o para estudiar y terminan trabajando en casas de familia. No es fácil su organización.
-Mucha gente viene del sector rural…
-Sí y como no tienen donde alojarse, entran a trabajar en casas con cama adentro, como allá se dice.
-¿Es posible trabajar y estudiar al mismo tiempo?
-No, no les alcanza el tiempo, por eso hay trabajadoras del hogar que estudian sábados y domingos nada más.
-¿Qué beneficio ofrece ser parte de la Asociación?
-Recibes talleres de capacitación en áreas como cuidado de niños, de ancianos, primeros auxilios. Por otro lado nos capacitan en cuanto a nuestros derechos laborales y eso nos deja en una mejor posición para defendernos ante nuestros empleadores.
-¿Desde qué edad eres trabajadora del hogar?
-Desde 2010, comencé a los 19 años. Soy migrante. Cuando vine de Huamanga comencé en régimen de cama adentro. La jornada comenzaba a las 5 de la mañana y con suerte terminaba a las 11 de la noche y no tenía siquiera tiempo de salir los domingos. Así que estudiar era imposible.
La situación cambió cuando me afilié a la Asociación. Me empoderé de mis derechos y ahora estoy cursando estudios en la universidad sobre educación inicial. Me gusta trabajar con niños.
-¿Qué te pareció este encuentro?
-Muy alentador a pesar que en todos los países hay problemas, como la invisibilidad de nuestro trabajo y la cruel explotación, yo me voy motivada al saber que se está contribuyendo en muchos lugares para cambiar esa situación. La verdad nos vamos muy entusiastas y fortalecidas y con muchas ideas para nuestra asociación.