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Con Jair Krischke
A 43 años de la fundación del MJDH
Los derechos humanos de
ayer y de hoy
El 25 de marzo se cumplieron 43 años de la fundación del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre (MJDH), una organización emblemática que tuvo un rol preponderante salvando miles de vidas durante las dictaduras del Cono Sur.
Amalia Antúnez
11 | 04 | 2022
Jair Krischke | Foto: Gerardo Iglesias
Jair Krischke, fundador y presidente del MJDH, asesor de la Rel UITA en la promoción y defensa de derechos humanos, es un gaúcho cálido, entrador y siempre dispuesto a dar una mano. Con él conversamos sobre la lucha que forjó junto a otros compañeros y compañeras por aquellos tiempos sombríos de “milicos, torturas y exilios” y que se extiende hasta el presente, con un enfoque de la defensa de los derechos humanos que trasciende a los gobiernos dictatoriales.
Hablar con Jair es siempre un placer y un privilegio. No solo por el cariño mutuo sino porque es la historia misma del MJDH.
“Esta fecha marca nuestra aparición pública, y este 2022 inauguramos en nuestra galería de fotos, tres retratos de compañeros que partieron estos años de pandemia, entre ellos el vicepresidente”, arranca contando con nostalgia en la voz.
Son 43 años de vida pública, pero el MJDH ya existía desde mucho antes.
“El grupo que conformó el movimiento nació con el golpe del 64 y actuaba ayudando a los compañeros y compañeras que partían al exilio. Los ayudábamos a irse, principalmente a Uruguay”, recuerda.
Sindicalistas, dirigentes políticos y estudiantiles, diputados, senadores eran auxiliados a cruzar la frontera terrestre entre los dos países.
“Muchos compañeros y compañeras del nordeste de Brasil desconocían estos cruces de frontera y nosotros los ayudábamos a llegar ahí”.
El 13 de diciembre de 1968 se dio en Brasil un golpe dentro del golpe, con la adopción por la dictadura del acto institucional 5 (AI 5).
“A partir de ese momento se estableció la censura para la prensa y se eliminó el derecho al habeas corpus. La represión podía encarcelar a cualquier persona sin justificación alguna por cinco días, renovables por otros cinco, sin tener que informar nada, sin que esa persona tuviera derecho a un abogado o a contactar a su familia”.
A partir del AI5 la represión fue más dura y también se tornó más sofisticada, con la inclusión de nuevos métodos de tortura.
También por entonces se crea el Servicio Nacional de Inteligencia (SIN).
“Durante ese período seguíamos sacando a muchos brasileños y brasileñas al exilio tanto hacia Uruguay, Argentina y Chile. Hasta 1973, cuando se producen los golpes en Uruguay, en junio, y en Chile, en setiembre. Y luego Argentina, en 1976. Entonces la mano se invierte”.
A partir de ese momento, cuando en todo el Cono Sur las dictaduras operaban coordinadas en el marco del Plan Cóndor, el grupo que luego formó el MJDH comenzó a actuar en toda la región, trasladando provisoriamente a los perseguidos hacia Brasil. La gran mayoría partió rápidamente hacia Europa.
“Esta tarea la realizábamos en conjunto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). Allí conocí a Belela Herrera, ese ser fantástico que acaba de cumplir 95 años”, dice Jair haciendo un paréntesis para recordar a su gran amiga uruguaya.
En la segunda mitad de la década del 70 el MJDH comenzó paralelamente a hacer un trabajo con la población porque consideraba necesario organizar a la sociedad civil.
“Los sindicatos habían sido intervenidos, sacaban a los dirigentes y en su lugar ponían a algún militar retirado. Debíamos también comenzar a organizar a los trabajadores para que recuperaran su espacio sindical”.
“Así comenzamos una tarea –continúa Jair– basados en la premisa que nos guía hasta hoy: todo con ustedes, pero no por ustedes”.
El MJDH ayudó a conformar 132 asociaciones de vecinos en la región metropolitana de Porto Alegre a partir de su labor en las villas populares.
Mientras seguimos hablando Jair rememora un caso que resume de cierta forma lo que fue la labor del movimiento.
“En el municipio de Alvorada se formaron diversos asentamientos, entre ellos uno al que bauticé como Campos Verdes, y de ese trabajo surgió una lideresa comunitaria. Se llamaba Niquinha, era una mujer negra con una enorme capacidad de movilización”.
En el asentamiento no había energía eléctrica ni agua corriente.
“Entonces Niquinha comenzó a organizar una movilización para exigir del gobierno de Porto Alegre que llevara hasta la zona los servicios públicos. Un día fuimos con varios ómnibus llenos de gente al palacio de gobierno y el gobernador de entonces no tuvo más remedio que atendernos porque estaba casi en shock cuando vio tanto pueblo”.
La energía eléctrica no tardó en llegar, pero no así el agua. La empresa que hacía el trabajo para la municipalidad y el intendente se pasaban la responsabilidad.
“Entonces Niquinha organizó la toma de los galpones donde el municipio guardaba las máquinas para abrir los ductos del agua y consiguió ambos servicios”, relata Jair divertido.
Rememora también que en Canoas organizaban cursos de alfabetización con el método de Paulo Freire y capacitaban a las comunidades para hacer frente a las prisiones arbitrarias.
“Elaboramos un material didáctico en forma de cartilla, pero nos dimos cuenta que nadie leía. Como en Brasil está muy arraigada desde siempre la cultura del audiovisual, cambiamos de métodos y realizamos un audiovisual donde explicábamos las ilegalidades de procedimientos de los arrestos policiales”.
A fines de 1978 la dictadura brasileña anunció que el 31 de diciembre se anulaba el AI5 y en enero de 1979 comenzó a gestarse la creación formal del movimiento, y en ese proceso se organizó un seminario titulado “Justicia y Derechos Humanos “, que se realizaría entre el 23 y el 25 de marzo.
“Al final de ese seminario propusimos crear formalmente el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos. Fue aprobado el estatuto y se eligió a la primera directiva”
Para completar la conformación del MJDH había que registrar la organización y fue entonces que tuvieron una sorpresiva respuesta por parte del Registro Civil.
“En ese entonces el jefe del registro nos negó la personería jurídica. Pero pedimos que dejaran constancia por escrito para poder recurrir a la justicia, que nos dio la razón y habilitó el registro el 11 de agosto de 1980.
El MJDH trabajaba por bloques y equipos: el del movimiento sindical, el de alfabetización, el de movimiento popular, el de indígenas, el de violencia policiaca…
“Pasada la dictadura comenzamos a trabajar con AGAPAN, una organización ambientalista liderada por José Lutzenberger, porque vimos que la lucha por los derechos humanos iba en esa dirección”.
Para Jair y el MJDH el gran tema de los derechos humanos en el siglo XXI es la defensa del medio ambiente.
En los últimos años, junto a organizaciones ambientalistas y de trabajadores como la Rel UITA, el movimiento trabaja para crear conciencia en torno a la defensa del medio ambiente.
“Entendemos que se trata de la defensa de la vida misma, de lo que vamos a dejar a otras generaciones”, dice Krischke.
Para finalizar nuestra larga charla le pregunto hasta cuándo va a trabajar y me contesta entre risas: “hasta que el cuerpo y la cabeza me lo permitan, porque básicamente no sé hacer otra cosa”.