Los cigarrillos paraguayos ya están tan consolidados en Brasil —representando el 49 por ciento del mercado— que se ha vuelto ventajoso para las bandas falsificar marcas producidas legalmente en el país vecino para venderlas en el mercado interno.
Así escapan al impuesto que se cobra en Brasil y también al impuesto de importación de Paraguay generando altísimas ganancias.
Las nueve fábricas ilegales descubiertas en 2021 produjeron 5.300 millones de cigarrillos de marcas importadas como Eight, Gift, Palermo y Club One, según investigaciones de la policía y organismos involucrados en la represión del contrabando.
El negocio ilegal de falsificación y contrabando de cigarrillos resulta tan rentable que las fábricas clandestinas poseen sofisticados esquemas que incluyen insonorización de los locales, ascensores hidráulicos para la producción de mercancías en búnkeres y salida de emergencia en caso de que el lugar sea objeto de inspección.
Además de lucrar con la fabricación clandestina, estas fábricas también lo hacen con la mano de obra. En octubre de 2021 la policía federal cerró una fábrica clandestina que operaba con mano de obra análoga a la esclavitud de trabajadores migrantes y movilizaba unos 9 millones de dólares por mes.
Según declaraciones del comisario encargado de esa operación les tomó algunas horas ubicar efectivamente la fábrica porque estaba toda la producción y los trabajadores en un búnker al que se accedía únicamente por medio de un ascensor hidráulico.
Antes de eso, en septiembre, un depósito ubicado entre Cássia dos Coqueiros y Santo Antônio da Alegria, en el interior de São Paulo, fue utilizado por delincuentes para producir cigarrillos paraguayos falsos.
Al igual que en el sur del país, la estructura fue construida con el objetivo de evitar operaciones policiales, con un pasadizo secreto en la pared para escape, cámaras para monitorear los alrededores e insonorización.
Brasil sufre pérdidas millonarias cada año por el mercado ilegal de cigarrillos. Se estima que solo en 2020 hubo más de 2 mil millones de dólares en pérdidas fiscales por esa causa.
Los cigarrillos falsificados ya representan el 11 por ciento del mercado brasileño.
“El precio del producto es la mitad de lo que se cobra por la mercancía legal, eso atrae la demanda. Los fumadores, especialmente aquellos con bajos ingresos, se sienten atraídos por el producto más barato”, dijo a medios de prensa locales Edson Vismona, presidente del Foro Nacional contra la Piratería (FNCP).
Para la policía, el mercado interno está siendo inundado por dos situaciones: falsificadores locales y fábricas que actúan como una especie de “sucursal” de los contrabandistas paraguayos, dada la cantidad de trabajadores de ese país que se encuentran trabajando en industrias ilegales en Brasil.
Una opción señalada por el presidente del Foro sería que una marca brasileña pueda competir con las mercaderías de contrabando, pagando un impuesto más bajo.
“Es un tema contaminado por debates ideológicos, no queremos aumentar el consumo de cigarrillos sino disminuir el contrabando. No habría un aumento del consumo, sino una migración al cigarrillo legal, aumentando la recaudación fiscal”, dijo.