En el Departamento de Salto, en un contexto laboral dominado más por el riesgo que por las oportunidades, el empleo zafral se ha estructurado como la única forma de supervivencia.
Entre los naranjales cuadrillas de mujeres realizan las tareas de cosecha que arranca en abril y va hasta fines de setiembre. Luego de la zafra se viene el tiempo muerto donde la gran mayoría de estas mujeres jefas de hogar y madres solteras, intentan sobrevivir de alguna changa.
“Si hubiera producción todo el año, nuestras vidas serían diferentes”, exclama una compañera desde encima de la escalera, entre el verde follaje y los frutos naranja brillante.
Las compañeras que aparecen en la galería forman parte de Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales del Uruguay (UTRAU).
Mujeres bulliciosas que la zafra reúne hasta que la plantación pierde su llamativo color y se llama a silencio.
Fotos: Gerardo Iglesias