Cuando Unilever Pakistán comenzó el traspaso de la fábrica de té de Khanewal a ekaterra, el 1 de julio, el Sindicato de Trabajadores de Unilever Pakistán (Workers Union Unilever Pakistan o WUUP), solicitó más información sobre los términos y condiciones de la transición y sobre cómo sería el pasaje de los afiliados del sindicato a la nueva empresa.
La patronal se negó a responder, aduciendo que el sindicato no tiene habilitación para participar en negociaciones colectivas.
Y ello a pesar de que el WUUP representa a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras de la fábrica de té.
El sindicato – miembro de la Federación de Trabajadores de la Alimentación de Pakistán (Pakistan Food Workers Federation o PFWF), organización afiliada a la UITA– argumentó que no necesita estar habilitado para participar en negociaciones colectivas y tener derecho a obtener información sobre la seguridad laboral de sus afiliados.
En vez de acceder a lo solicitado, la patronal aprovechó una reunión sobre seguridad en emergencias para hacer anuncios a todos los empleados, dando vagos mensajes que pretendían ser tranquilizadores.
Cuando finalmente se celebró una reunión formal con todos los empleados en un formato de asamblea, no se brindó información nueva y se ignoraron las preguntas de sindicalistas que manifestaban su preocupación.
Si bien la compañía sostiene que solo está obligada a reunirse con representantes de la Federación de Empleados de Unilever, que es la organización que tiene habilitación nacional para participar en negociaciones colectivas, la patronal convenientemente ignora que la negociación colectiva nada tiene que ver con esto.
También ignora los hechos bien documentados de corrupción y colusión que en el pasado atentaron gravemente contra los derechos humanos y violaron las normas éticas.
En 2013, la dirigencia de la Federación de Empleados de Unilever fue acusada de malversación de fondos de la caja asistencial de los trabajadores, que también involucró a personas de la patronal local.
Incluso estando las cuentas de la caja asistencial de los trabajadores congeladas mientras se llevaba a cabo la investigación policial, la dirección de Unilever Pakistán siguió haciendo los descuentos mensuales de los haberes de los trabajadores y trabajadoras.
Representantes del WUUP en Khanewal preguntaron a la patronal qué pasaría con esos fondos cuando ekaterra se escindiera de Unilever el 1 de octubre. No tuvieron respuesta.
Dada la corrupción y colusión pasadas, los trabajadores de té Lipton temen que cuando pasen a la nueva compañía esos fondos que les corresponden simplemente desaparezcan.
También está sin resolver la situación de 33 afiliados del WUUP a quienes se calificó arbitrariamente de “excedentes” en la fábrica Lipton.
La patronal se niega a dialogar con el sindicato sobre qué pasará con estos trabajadores y se teme que serán dados de baja a partir del 1 de octubre.
En los últimos años, la patronal transfirió más maquinaria y trabajo a terceros, reduciendo los puestos laborales en la fábrica Lipton.
A pesar de que la compañía sostiene que AGA PACK Private Limited en Karachi es una empresa especializada en té, toda la maquinaria y los equipos son propiedad de Unilever Pakistán. La única especialización de AGA PACK es la de ser proveedora de mano de obra barata y no sindicalizada.
El hecho de que la dirección de Unilever Pakistán haya dado mucha más información a AGA PACK sobre las condiciones del nuevo negocio que regirán a partir del 1 de octubre estaría indicando que ekaterra mantendrá estas condiciones laborales precarias y relaciones de empleo encubiertas.
En vez de representar un nuevo comienzo que deje atrás el legado de corrupción, colusión y violación de derechos, ekaterra parecería estar más decidida a limitar el papel de los sindicatos independientes en el futuro.
Pero el engaño y la desinformación utilizados para lanzar su nuevo negocio amenazan con extender la desconfianza y la incertidumbre mucho más allá de los trabajadores de Khanewal.