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Las mujeres de citricultura en Uruguay
“Naranjo en flor”
Llegamos a Salto para conocer el trabajo de las mujeres que recolectan naranjas y mandarinas durante la zafra, y ahondar sobre el proyecto habitacional que impulsó el sindicato local, que ha permitido que unas 40 familias tengan acceso a una vivienda digna.
Amalia Antúnez
Foto: Gerardo Iglesias
Fuimos a la quinta de naranjas, a unos pocos kilómetros de la ciudad. El día estaba cálido y soleado, algo fuera de lo habitual en esta época del año para estas latitudes.
Nos acompañó el dirigente sindical Héctor Piedra Buena, que hizo los contactos con las trabajadoras y con la empresa para que pudieran recibirnos sin perder su jornal y enseguida se nos sumó Claudia Mutti, supervisora de las quintas.
Adentrándonos entre los naranjos nos encontramos con la primera cuadrilla de mujeres en plena faena. Escalera en un hombro y balde recolector en el otro se movían ágilmente en la cosecha de la fruta.
A pedido de Piedra Buena algunas hicieron una pausa para contarnos sobre los desafíos de ser trabajadoras rurales zafrales; sobre qué cosas conquistaron con la ayuda del sindicato y lo que todavía falta alcanzar.
Coincidieron en que desde que se afiliaron al antiguo SITRACITA, hoy UTRAU, las condiciones laborales y salariales han mejorado mucho. Pero también afirman que todavía faltan muchas cosas.
“Antes teníamos que usar el sistema denominado camisa para la recolección de la fruta, que suponía realizar mucho más esfuerzo y era a su vez más peligroso debido al exceso de carga. Con los bolsos es más práctico y se carga una cantidad limitada”, explica Daniela Estévez, capataza de una de las cuadrillas.
De todas formas, el esfuerzo que hacen es enorme, porque el balde pesa y si a eso se suma la fruta y la escalera que deben cargar para llegar a las partes más altas del árbol, continúa siendo una labor desgastante y sacrificada.
Cuando les pregunto por los baños, varias señalan que es uno de los grandes pendientes que tienen.
“Hay baños químicos, pero falta quien realice la limpieza y termina siendo peor entrar en esos baños que usar el campo como tal”, afirman.
Lo que casi ningún empleador tiene en cuenta es que las mujeres jóvenes cursan por el período menstrual, y tener una adecuada higiene en ese momento para ellas es fundamental.
En cuanto a la ropa de trabajo, el sindicato negoció que se pague un adicional para contemplar este aspecto, en este caso se les paga el doble de lo que se laudó por Consejos de Salario y es aparte del ficto alimentación-vivienda que también cobran por ley.
El tiempo apremia porque ellas cobran a destajo, según la cantidad de cajones que cosechan, así que luego de tomar fotografías y quedarnos con algunos números de teléfono avanzamos hacia otra parte de la quinta.
La otra cuadrilla, compuesta también por mujeres, la gran mayoría jefas de hogar y madres solteras, nos recibe con mucha amabilidad y alegría a pesar del trabajo duro y del calor atípico.
Entre ellas se encuentra Alicia dos Santos, dirigente de base e integrante de la mesa directiva en la parte de Salud Laboral.
“El sindicato nos ha respaldado y hemos logrado grandes cambios relacionados a las condiciones laborales. Por ejemplo, en el transporte, antes nos traían en camión, ahora venimos en ómnibus, se mejoraron los salarios y también los convenios de salud, ni hablar del plan de viviendas”, destaca Alicia.
Entre los logros alcanzados por convenio bipartito, destaca el pago de un jornal cuando empiezan las clases y otro para cuando terminan, así las mamás o papás pueden estar con sus hijos e hijas en esas fechas importantes sin perder la paga del día.
Seguimos nuestro rápido recorrido, dejamos atrás a estas aguerridas trabajadoras para ir a conocer un poco más sobre el inédito plan habitacional gestionado por el sindicato con el apoyo de la Intendencia de Salto, los ministerios de Agricultura y Vivienda y la empresa Caputto.
Nos despedimos con la promesa de volver con más tiempo, para ampliar en el trabajo sindical y de capacitación.
Mientras nos dirigimos a conocer el Complejo SITRACITA, en mi cabeza resuena la frase que dijo Piedra Buena cuando nos contaba sobre el Plan de viviendas: “La función del sindicato también tiene que ser social, incidir en la vida de la comunidad para mejorar”.
De eso se trata.
Foto: Gerardo Iglesias